¿Qué significa la renuncia del primer ministro libanés para la Guerra Fría de Medio Oriente?

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 10/11/2017.

Saad Hariri renunció al puesto de primer ministro de Líbano desde Arabia Saudita, alegando de que existe un complot respaldado por Irán y Hezbollah para asesinarlo. La renuncia de Hariri ha puesto en vilo a su país, y promete traer aparejadas graves consecuencias no solo para Líbano, pero para la región. Crédito por la imágen: Mohamed Azakir / Reuters.

Hace un año escribía que Líbano salía de su estancamiento político gracias a Hezbollah. Luego de dos años y medio de parálisis institucional, el país de los cedros puedo “normalizar” su situación con la asunción de Michel Aoun como presidente, y la llegada de Saad Hariri como primer ministro. Hezbollah efectuó de bróker, como agente intermediario que facilitó la formación del nuevo Gobierno. Ahora bien, un año más tarde, el 4 de noviembre se dio a conocer que Hariri renunciaba a su posición desde Arabia Saudita, refiriéndose a un supuesto complot orquestado por Hezbollah para acabar con su vida.

Por lo pronto, este acontecimiento está sumiendo a Líbano en otra de sus tantas crisis nacionales, marcadas por fuertes contrastes sectarios entre cristianos, sunitas y chiitas. Dada la envergadura de la ocasión, es conveniente analizar el escenario, particularmente en función de las posibles consecuencias inmediatas en el marco regional. En este sentido, si uno se remite a las declaraciones de los propios funcionarios sauditas, Líbano le habría declarado la guerra a Riad. Son declaraciones sobrias que reflejan el grado de preocupación de Arabia Saudita con la penetración de Irán en su vecindario. No es secreto que Hariri es el protegido de los sauditas, ni que Hezbollah responde a los intereses de Teherán. Continuar leyendo “¿Qué significa la renuncia del primer ministro libanés para la Guerra Fría de Medio Oriente?”

Líbano sale de su estancamiento político gracias a Hezbollah

Artículo Original. También publicado en INFOBAE el 08/11/2016.

Michel Aoun (izquierda) junto con Saad Hariri (derecha) en Beirut, momentos después de que Hariri anunciara que apoyaría la nominación de Aoun para convertirse en presidente, el 20 de octubre de 2016. La elección de Aoun como presidente viene a destrabar dos años y medio de parálisis política. Sin embargo esto solo fue posible gracias a un acuerdo alcanzado con Hezbollah. Gracias a la influencia que tendrá el grupo chiita en el nuevo Gobierno, la llegada de Aoun podría traer repercusiones regionales importantes. Crédito por la imagen: Mohamed Azakir / Reuters.

Michel Aoun fue electo presidente por el parlamento libanés el 31 de octubre, poniendo fin a un periodo de estancamiento político de dos años y medio de duración. Durante este tiempo, desde mayo de 2014 hasta recién, ninguna fuerza política puedo imponerse, y negociar exitosamente la composición del liderazgo nacional. Siguiendo el reglamento sectario que rige en Líbano, el flamante presidente es un cristiano maronita. Aoun tiene 81 años, es excomandate del ejército, y, en su momento, su bravura contra los sirios resultó en que en 1990 tuviera que exiliarse en Francia, donde viviría quince años. Volvió al país y a la política en 2005 tras la llamada Revolución de los Cedros, cuando Líbano se independizo fácticamente de Damasco, luego de treinta años de dominación mediante la ocupación y luego la coacción.

Desde un punto de vista regional, la asunción de Aoun ciertamente es noticia, pero gran parte de la relevancia estriba en las alianzas políticas del líder. Aunque el partido cristiano del ahora presidente, el Movimiento Patriótico Libre (FPM), logró imponerse en las internas de la bancada cristiana, tuvo que pactar con Hezbollah para prevalecer. Es decir, a los efectos de asegurar la salida del estancamiento político, el aval del movimiento chiita de Hassan Nasrallah fue decisorio. A grandes rasgos, los parlamentarios cristianos y sunitas, liderados por el expremier Saad Hariri (de la Alianza del “14 de mayo”), consensuaron una salida política, pero solamente lo lograron porque también consiguieron que Hezbollah (que encabeza la coalición rival del “8 de marzo”) apoye a Aoun. Pese a que este grupo no tiene más bancas que otras fuerzas protagónicas, el sistema político le confirió la potestad de decidir la elección del presidente, pues, para este propósito, se necesita el consentimiento de por lo menos dos tercios del parlamento.

Entre otras cosas, esto significa que, bajo la configuración sectaria de la política libanesa, el grado de discrecionalidad del presidente es relativamente bajo. A su vez, esto implica que para gobernar sus decisiones tienen que ser aprobadas por el parlamento (cuyo representante es chiita) y por el primer ministro (sunita). Consecuentemente, si bien esta no sería la primera vez en la que Hezbollah logra acaparar la atención en la escena doméstica, la milicia chiita está apuntándose una victoria importantísima; una que podría traer aparejadas repercusiones notables que valen la pena explorar. Continuar leyendo “Líbano sale de su estancamiento político gracias a Hezbollah”