Sobre la reunificación de Corea

Columna invitada. Artículo por Matías Iglesias.

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El Monumento a la Carta de Tres Puntos para la Reunificación Nacional, o Arco de la Reunificación, en Pyongyang, Corea del Norte, inaugurado en agosto de 2001, en la autopista que conduce a la zona desmilitarizada. Con el paso del tiempo, la división de la península coreana parece convertirse en una realidad legitimada, y menos surcoreanos preferirían invertir en una futura reunificación. Crédito por la imagen: Kok Leng Yeo.

La península de Corea permanece dividida desde el comienzo de la Guerra Fría. A pesar de que en varias oportunidades los gobiernos de Corea del Norte y Corea del Sur han proclamado como meta la eventual reunificación de Corea como estado único, las dificultades persisten y algunas de ellas se agravan con el paso del tiempo. El caso es de importancia no solo para la política internacional de Asia sino también para la teoría de las Relaciones Internacionales.

Hay indicios de que la cuestión de identidad común está cambiando de signo en perjuicio de una eventual reunificación. Las dos Coreas comparten la misma etnicidad, historia y lengua. Sin embargo, los sistemas políticos y de valores no podrían ser más opuestos, y la conducta del régimen de Corea del Norte ha contribuido ciertamente a su imagen en el sur: lanzamientos de misiles, pruebas nucleares, abusos de derechos humanos bien documentados, entre otros.

Es cierto que los surcoreanos entienden la diferencia entre el régimen de Corea del Norte y los norcoreanos como población. En particular, las generaciones de más edad conservan una memoria histórica del origen de la división y la separación de sus familias, y se manifiestan proclives al reencuentro con sus parientes. Pero el componente emotivo de la identidad común disminuye con el paso del tiempo. Continuar leyendo «Sobre la reunificación de Corea»