Tipología de los grupos islámicos

Artículo publicado originalmente en la revista AL-GHUBARÁ (No 16) a cargo de la Comunidad de Inteligencia y Seguridad Global (CISEG).

Devotos chiitas rezan en Teheran en abril de 2015. A la hora de hablar de plataformas islámicas, es necesario poder emplear terminología clara y específicar que significa cada cosa. Crédito por la imagen: Atta Kenare / AFP.

Al evocar organizaciones como el infame Estado Islámico (ISIS), Hezbollah, Al-Qaeda o Hamas, muchos de nosotros articulamos frases como “fundamentalismo islámico”, y palabras recurrentes como “terrorismo” y “extremismo”. Más allá de que dichos términos conllevan la carga valorativa que estos grupos probablemente merecen, es evidente que no toda plataforma islámica es igual, y que existen muchos matices dentro de la escala de radicalización. No todos los grupos musulmanes abogan por una yihad global, y no todos, por más conservadores, rechazan la idea de sufragio popular.

Con el auge de movimientos e insurgencias que pelean en nombre de Alah, son bastantes los periodistas que encuentran difícil dar con terminología acertada, o a lo sumo neutral, para reportar el accionar de los grupos que frecuentemente dominan titulares. Al caso, si el ISIS es yihadista y terrorista, ¿qué es entonces el Hamas palestino? Algunos políticos y formadores de opinión parecerían poner a estos ejemplos en el mismo cesto, utilizando los mismos rótulos para referirse a cada uno de ellos. Emplear esta terminología indistintamente crea impacto emocional, pero relativizar una cosa con la otra no contribuye a una discusión más acertada sobre el islam político.

A los efectos de dar con un lenguaje más apropiado, cada autor emplea algún sistema tipológico para clasificar a los grupos islámicos. Y aunque existen ríos de tinta sobre temas contemporáneos, hasta donde estoy enterado no existe consenso académico en virtud de categorizar organizaciones que son islámicas como políticas. He dedicado parte de mi actividad académica a estudiar este debate, y en mis columnas procuro balancear el lenguaje periodístico y cotidiano con el rigor escolástico necesario para no caer en relativizaciones terminológicas; que, a mi pesar, veo en algunos colegas.

En base a mi experiencia, y con la presunción de servir de guía a periodistas y a futuros autores, propongo un proceso fácil y rápido para poder llamar a las cosas por su nombre, y así distinguir entre distintas plataformas que se parecen, pero que no dejan de ser diferentes. Para ello es conveniente revisar el significado, no siempre claro, de las etiquetas discursivas más utilizadas para describir a grupos islámicos. Continuar leyendo “Tipología de los grupos islámicos”

¿Nuevos horizontes en Arabia Saudita?

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Un hombre contempla el centro de Riad desde la Torre Al Faisaliyah. La casa real de Arabia Saudita está apostando a una reforma social y económica sin precedentes en la historia del reino. Por primera vez se está discutiendo la necesidad de permitir la pluralidad religiosa, y la conveniencia de abandonar la completa dependencia hacia el petróleo. Crédito por la imagen: Peter MacDiarmid / Reuters.

Entre los analistas, Arabia Saudita es vista a menudo como la patrona del yihadismo. Más allá de que ahora combate el extremismo islámico, pues percibe en él una amenaza a la estabilidad del Golfo, durante décadas financió y promovió clandestinamente los intereses de los yihadistas sunitas, aquellos de la estirpe de Al-Qaeda dispuestos a luchar por la defensa o expansión del islam. Por esta razón, al hablar de Arabia Saudita, me referí al país como “la caja de Pandora del islam”. Lo cierto es que la familia Saud se plegó ante la causa yihadista, proveyéndole un caudal multimillonario para que pueda matar “infieles”, y en última instancia propagar la causa por el mundo. En efecto, no solo que los sauditas apoyaron clandestinamente a hombres como Osama bin Laden, sino que, apostando al largo plazo, financiaron la construcción de centros islámicos alrededor del planeta, para así diseminar el islam en su variante más aguerrida, la versión wahabita.

Estas aseveraciones están consensuadas por los expertos. Se da por sentado que Arabia Saudita está dominada por un establecimiento wahabita, representativo del ala más conservadora y a su vez radical del entorno sunita. El wahabismo es la doctrina del Estado saudita, y mientras exige un estricto apego a la ley islámica, en paralelo, desde lo tradicional, favorece la lucha armada en función de expandir las fronteras del islam, y hacer proselitismo en base a los guiamientos más estrictos. Por eso, hablar de islam conservador-radical no es exactamente un oxímoron. El wahabismo es extremista, pero su radicalismo no es en sí nada nuevo –nada “radical” en relación con el registro histórico–.

No obstante, de acuerdo con un artículo publicado por Joseph Braude, esta realidad está en proceso de transformación. Según este experto, los estratos políticos están separándose del estamento religioso, apostando a una campaña para desradicalizar a una sociedad que de por sí ya está inclinada hacia el mensaje radical. Para Braude, si Estados Unidos quiere tener relaciones más fructíferas con los países del Golfo árabe, sus decisores tienen que prestar más atención a los reformistas locales; a los elementos de poder blando que están intentando romper con el virtual monopolio de los wahabitas sobre la religión. Continuar leyendo “¿Nuevos horizontes en Arabia Saudita?”

La Historia de la Yihad

Artículo Original.

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La pintura, realizada por Francisco de Paula Van Halen y expuesta en el Palacio del Senado español, representa la batalla de Las Navas de Tolosa. En 1212 los ejércitos cristianos derrotaron a las fuerzas almohades. La batalla marcaría un antes y un después en la Reconquista española. En su reciente libro José Javier Esparza trata esta cuestión, y aduce que para entender el extremismo islámico de hoy es necesario entender la historia y las batallas del islam.

En mi última visita a Buenos Aires fui a parar con un nuevo libro que parece haberse difundido bastante. El título llamó claramente mi atención. Se trata de Historia de la Yihad: catorce siglos de sangre en el nombre de Alá, escrito por José Javier Esparza. El autor es un periodista español dedicado a la divulgación histórica. No estando acostumbrado a trabajos de esta índole publicados por españoles, compré el libro para nutrirme de la opinión de un comentarista de Iberia.

El libro de Esparza está compuesto por capítulos que resultan muy fáciles de leer, y que proveen referencia, aunque muy por arriba, sobre los motores que movilizan la fuerza del belicismo religioso islámico. A mi criterio, aquellos con pocos o nulos conocimientos acerca de la historia del islam se beneficiarán con leer a Esparza. Es honesto, va al grano, e identifica correctamente la existencia de una pulsión destructiva en el islam, acaso uno de las principales contrariedades que están afectando a nuestros tiempos. Sin embargo, por otro lado, lectores más experimentados podrían considerar su simpleza un defecto que menoscaba su trabajo. En algún punto, siendo que el libro consta de 360 páginas, la historia que presenta Esparza es selectiva. Por ejemplo, se concentra más en su nativa España que en otras regiones, y decide “ahorrarle al lector detalles” –quizás indispensables para un repaso académico serio. Desde este lugar la obra no me convence. Creo que Esparza podría haberlo hecho mejor, quizás a expensas de alargar el libro en unas cien páginas. Bien, así y todo, cabe destacar que Historia de la Yihad tiene sus méritos a la hora de concientizar al lector promedio acerca del peligro que representa el extremismo islámico, y eso es lo que vale destacar a continuación. Continuar leyendo “La Historia de la Yihad”

El origen y futuro de la iconoclasia islámica

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE bajo el título de “La prohibición de la representación de Mahoma, una guerra contra la cultura misma”.

"Él disparo primero". Por el caricaturista australiano David Pope
“Él dibujó primero”. Por el caricaturista australiano David Pope.

El terrorismo volvió a tocar Paris, y esta vez, a diferencia de lo que algunos sostienen aún, el acontecimiento no estuvo ligado a Medio Oriente. Los terroristas que mataron a una decena de personas en la redacción del ácido semanario Charlie Hebdo, el último miércoles, no estaban allí para protestar contra las políticas galas en el Líbano, o para forzar al Gobierno a retirar sus contingentes militares de tierras musulmanas. Tampoco dispararon para que el mundo tome conciencia de los reclamos palestinos. Estos, algunos de los motivos tradicionales apelados por los terroristas para justificar la violencia en suelo europeo, esta vez no fueron invocados; y sin embargo nadie pareció sorprendido frente a lo sucedido cuando se supo que el ataque fue perpetrado por musulmanes.

El leitmotiv del ataque en teoría es simple. El islam por naturaleza no acepta que los Profetas, como Abraham, Jesús o Mahoma, sean representados mediante gráficos antropomórficos, mediante tallados o dibujos que los muestren en su contorno humano. Para empezar, vale señalar que esto explica porque algunos países musulmanes han prohibido las recientes películas de trama bíblica como Noé (Noah) y Éxodo (Exodus: Gods and Kings).

Por supuesto, existe una brecha importante entre una prohibición religiosa y su imposición mediante la fuerza. Pero en esta costumbre, darle una cara al último de los Profetas es el mayor insulto, y representa el pico de la indiferencia a las sensibilidades musulmanas. Si bien el islam, a diferencia del cristianismo, no considera a su fundador el hijo de Dios, sino que lo rememora como un mortal agraciado como el último mensajero del Señor, graficarlo antagoniza con todo aquello que su doctrina representa. La prohibición comenzó como una política para contrarrestar las habituales prácticas de idolatría contempladas en Arabia desde antaño. Tawhid, la “unicidad de Dios”, solamente será velada y respetada si se concede que todo pertenece al Creador, de modo que todo intento por diversificar la divinidad, atribuyéndosela a hombres, signa una desviación de la religión. Continuar leyendo “El origen y futuro de la iconoclasia islámica”

Las variantes politizadas del islam

Publicado originalmente en INFOBAE el 17/11/14

Las diferencias entre islamismo y yihadismo, y entre salafismo y wahabismo

Tunisian salafists demonstrate in Tunis
Manifestantes islamistas se congregan en la ciudad de Túnez en marzo de 2012 para pedir por la implementación de una constitución islámica. Crédito por la imagen: Fethi Belaid (AFP, Getty).

Cada vez que en los medios de comunicación se toca el tema de la situación de Medio Oriente, incluyendo las eventualidades de grupos como el Estado Islámico (EI o ISIS), Al-Qaeda o el Hamás palestino, generalmente se intercambian terminologías para etiquetarlos o describirlos. Está claro que todos ellos tienen como denominador común un fuerte discurso reivindicativo de la religión, el cual pretende, de un modo u otro, hacer política. Uno de estos modos está emparentado con la violencia. Ahora está de moda utilizar la palabra “yihadismo” para darle especial connotación al carácter combativo que estos grupos suelen demostrar. En añadidura, si usted mira o escucha los noticieros, se percatará que los periodistas frecuentemente llaman a los islamistas “salafistas”. En cambio, a veces hablan de “wahabitas” o (el menos correcto) “wahabistas”. Pero, ¿cuáles son las diferencias entre estos términos? Mediante un pequeño aporte académico, vale la pena esclarecer el significado de cada palabra, para de este modo poder ser más precisos como coherentes a la hora de hablar de los grupos islamistas y de los sucesos contemporáneos que llegan a la primera plana. Continuar leyendo “Las variantes politizadas del islam”