Configuración territorial cambiante: las fuerzas de Al-Assad avanzan sobre Deir Ezzor

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Mapa del conflicto sirio provisto por https://syria.liveuamap.com, actualizado al 18 de noviembre de 2017. Las fuerzas leales a Bashar al-Assad lograron recientemente expulsar al Estado Islámico de su último bastión de peso en Siria, Deir Ezzor. No obstante, las milicias kurdas pertenenientes a las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF) compiten por terreno, y sobre todo por el gran premio: los campos de petroleos lindantes al Éufrates.

Los medios reportan que el autodenominado califato islámico ha perdido su último bastión de envergadura en Siria, la ciudad de Deir Ezzor, y que ahora se bate por conservar sus posiciones remanentes en torno al Éufrates, en el este del país. Este acontecimiento se suma a las significativas derrotas infligidas a los yihadistas en los últimos meses, vaticinando el fin del Estado Islámico (ISIS) como se lo conocía hasta ahora. En julio los terroristas perdieron Mosul frente a las fuerzas iraquíes y las milicias chiitas apoyadas por Irán; y en octubre sucumbieron ante la ofensiva de los kurdos sirios en Raqqa, agrupados en las llamadas Unidades de Protección Popular (YPG). Como marca George Chaya, las derrotas en Siria e Irak incluso provocaron el colapso del aparato propagandístico del califato virtual.

No obstante, más allá de que la mancha negra del ISIS está achicándose, su relativa desaparición podría eventualmente desencadenar un conflicto abierto entre las fuerzas del régimen sirio y las milicias kurdas como las YPG. Similar a lo que ocurre en Irak –en términos de la realpolitik– podría discutirse que el ISIS representaba una suerte de “tapón” o buffer entre actores adversos. Siendo el enemigo común de todas las partes, su existencia venía previniendo que se destaparan enfrentamientos relevantes entre las distintas partes que compiten por territorio en Medio Oriente. En este sentido, mientras que la derrota del ISIS está trayendo una mayor proyección iraní en Irak, en Siria esto está beneficiando a los kurdos; que tarde o temprano estarán en la mira de Damasco.

Las YPG son el principal cuerpo de combate de las Fuerzas Democráticas Sirias (SDF), una coalición dominada por kurdos, y apoyada por Estados Unidos. A su vez, la misma se integra en lo que es la Federación Democrática de Siria Septentrional (DFNS), mejor conocida como Rojava, en referencia a las aspiraciones nacionalistas de los kurdos sirios. Como sucede como el Kurdistán iraquí (KRG), Rojava se perfila como una autoridad autóctona en el noreste sirio, especialmente en la gobernación de Hasaka.

Como podría suponerse, los kurdos sirios no quieren volver a formar parte del Estado sirio propiamente dicho, y ya ha habido escaramuzas entre fuerzas kurdas y soldados de Al-Assad. En cierta forma, la guerra ha fortalecido la autonomía e iniciativa de los actores kurdos, y será muy difícil que Rojava se pliegue ante la voluntad de Damasco. Por este motivo, el futuro de Raqqa permanece incierto.

Contextualizada la situación, cabe decir que hay una diferencia importante entre el escenario en Siria y en Irak. A grandes rasgos, la situación no ha cambiado radicalmente desde el año pasado. Dejando de lado la victoria sobre el ISIS, las fuerzas del régimen sirio aún se enfrentan a una gran insurgencia armada en la gobernación de Idlib. En vista de esta realidad, en diciembre de 2016 escribía en este blog que Assad no podía permitirse abrir un frente contra Rojava y sus milicias. Considero que mi observación no ha perdido vigencia. Rojava será sin dudas otros de los ejes del conflicto sirio, pero momentáneamente es aplazado por otras prioridades.

Crédito por la infografía: https://www.graphicnews.com .

Lo que sucede en territorio kurdo, o bien en Deir Ezzor, no repercutirá en lo que será la madre de todas las batallas: la lucha por la ciudad de Idlib. Allí coexiste un enjambre compuesto por rebeldes seculares, fuerzas turcomanas apoyadas por Turquía, y milicias yihadistas. Idlib es el eslabón faltante para que Assad pueda conectar las ciudades de Homs y Hama con Alepo en el oeste del país; lo que los analistas denominan “la Siria útil”.

Así y todo, el avance de las fuerzas del régimen sobre las posiciones del ISIS en torno al Éufrates tiene sus beneficios estratégicos. En esencia, la posibilidad de recuperar el área petrolera más importantes del país, conocida como el campo de Omar. Assad necesita el oro negro para garantizar la autosuficiencia energética. Bien, las SDF también tienen pretensiones sobre el botín, y de momento no está claro quién ganó la carrera por los pozos petroleros, o quien se llevará la porción de torta más grande.