Artículo en inglés publicado en ACADEMIA el 25/11/2017.
Hasta hace muy poco tiempo Tariq Ramadan era considerado una estrella en el firmamento de supuestos intelectuales musulmanes moderados. Siendo el nieto de Hassan al-Banna, el fundador de los Hermanos Musulmanes, Ramadan llamaba la atención de sus audiencias abogando por una mejor comprensión entre religiones, y entre musulmanes y seculares. Sin duda un literato en religión, el pensador insiste a través de libros y conferencias en la necesidad de un islam pensante. Imparte que es menester que sus correligionarios regresen al islam original que revindicaba la facultad de raciocinio, y que siempre priorizaba el bienestar de la comunidad por sobre el dogma que tanto atraso le ha traído al mundo islámico.
Con el correr de los años estas premisas hicieron de Ramadan una de las personas más influyentes del mundo, así reconocido por la revista TIME entre otras publicaciones. Un hombre carismático, con mucha repercusión en círculos musulmanes, Ramadan era visto por las élites occidentales como un paladín creíble para combatir discursivamente al extremismo islámico. No obstante, algunos autores planteaban que Ramadan era un arma de doble filo. Sostienen que si bien presentaba una retorica progresista en Oxford y en otros espacios donde enseñaba, transmitía un mensaje conservador y reaccionario a sus oyentes musulmanes en espacios más recluidos.
En vista de esta polémica hace algunos meses decidí investigar la obra de Ramadan con profundidad a los efectos de detectar dichas contradicciones y medir su veracidad por medios propios. A mi pesar encontré que detrás de las palabras adornadas con llamados a la tolerancia se esconde un hombre cínico y ambivalente, con poco aprecio real por aquello mismo que dice defender. A final de cuentas, Ramadan es incapaz de reconciliar la cultura y jurisprudencia secular de Occidente con los recados religiosos instruyen la obligación de llevar a cabo proselitismo religioso.
Al hablar de la reputación de Ramadan escribo en pretérito perfecto a raíz del gran escándalo que trascendió en las últimas semanas, particularmente en Francia. Ramadan es ahora acusado por varias mujeres de haber abusado sexualmente de ellas. Entre ellas se destaca Henda Ayari, una escritora y activista musulmana que transmite su experiencia bajo el yugo del extremismo islámico. Las acusaciones contra Ramadan ya han surtido efecto, y Ramadan ha sido suspendido de Oxford, perdiendo así seguramente los buenos cuidados de muchos de sus patrocinadores.
Mi artículo fue escrito en el marco de mi maestría en estudios de Medio Oriente, y se encuentra publicado en inglés en el sitio Academia.edu. Alternativamente puede encontrarse a continuación.
Tariq Ramadan and Western Islam a Critic by Federico Gaon on Scribd