Artículo escrito por Luciano Stilman con mi colaboración para COMUNIDADES, publicado el 17/03/2017 bajo el título «Un giro que despierta expectativas».
Luego de un cuarto de siglo desde la voladura de la Embajada de Israel en Argentina la causa no ha tenido avances ni culpables, sin embargo, el vínculo entre ambos países ha tenido una gran variedad de facetas, con puntos muy altos y otros críticos. Comunidades analizó el presente de la relación bilateral y las perspectivas a futuro.
A poco más de un año de la asunción de Mauricio Macri como presidente de la Nación, la política exterior argentina ha variado de lo que venía siendo la postura que mantenía la ex mandataria, Cristina Kirchner. El líder de Cambiemos se situó en un vínculo más estrecho con Estados Unidos, Europa e Israel, marcando una apertura en la relación que era más hostil, y, por el contrario, rompiendo amistades como la que se tenía con Venezuela.
El 12 de marzo se suscitaron nuevamente tensiones diplomáticas entre Turquía y la Unión Europea, luego de que los holandeses no le permitieran al líder turco, Recep Tayyip Erdogan, hacer campaña política en suelo neerlandés. El embrollo comenzó un día antes, cuando las autoridades holandesas le prohibieron el ingreso al ministro de Exteriores y a la ministra de Familia y Políticas sociales. Los representantes turcos se disponían a hablar en un evento a favor del referéndum impulsado por Erdogan, quien busca convertirse en un superpresidente con facultades que lo posicionarían por encima del parlamento. A todo esto, se desarrollaron disturbios frente al consulado turco en Rotterdam, y en lo sucesivo “el sultán” acusó a los holandeses y a sus vecinos occidentales de actuar como nazis, suponiendo la existencia de un vil acuerdo de bloque contra Turquía. Lo que es más, Erdogan mandó a romper temporalmente las relaciones con Holanda.
Las tensiones entre la Unión Europea y Turquía vienen en constante aumento con motivo de dos cuestiones que preocupan a los europeos. Por un lado, los funcionarios occidentales están escandalizados con el tono crecientemente autoritario de Erdogan, sobre todo tras la purga de opositores que devino luego del fallido golpe de Estado en julio pasado. Por otro, desde una óptica más pragmática, Erdogan viene apelando a los refugiados como si fueran un arma política, amenazando con “abrir las puertas” para que estos crucen hacia el oeste. Jugando a las sensibilidades políticas que prevalecen en Europa en torno al asunto migratorio, el presidente turco insiste en que solo la cancelación del visado que Bruselas imparte hacia sus conciudadanos evitará este escenario. Como respuesta, sucede que las autoridades austriacas, alemanas, suizas y danesas, adoptaron recientemente medidas similares, prohibiendole a Erdogan hacer proselitismo político con la importante minoría de origen turco que habita Europa.
La situación socioeconómica en Venezuela empeora cada día. La inflación se aproxima rápidamente al 1000 por ciento anual y persiste una escasez generalizada de alimentos y medicamentos. Además, los experimentos económicos del Gobierno continúan demostrando que el remedio bolivariano es el peor flagelo concebible para el país. En diciembre, Nicolas Maduro implementó una desmonetización súbita a los efectos de frenar la inflación. Aunque anunció nuevos billetes de mayor denominación, estos tardaron más de un mes en llegar, y, así todo, su circulación es limitada. Esta decisión desembocó en saqueos y una agudización de la ya agobiante escasez de productos básicos. Para colmo, mientras existe un flujo constante de venezolanos intentando cruzar a Colombia, Maduró anunció que son los colombianos quienes emigran en busca de mejores condiciones de vida.
Hay varias aristas desde donde puede abordarse la convulsionada situación en Venezuela. No obstante, Maduro resulta la cara visible del problema bajo cualquier aproximación. Al fin y al cabo, el hombre que habla con pajaritos que interceden por Hugo Chávez es el heredero del comandante, y lleva la voz cantante de la revolución. Dada la coyuntura, no sorprende que la popularidad del presidente se ha desplomado por el piso; menos del 10 por ciento de la población apoyaría su gestión. Más interesante todavía resulta el hecho de que la propia conducción del Partido Socialista (PSUV) no permanece inerte frente a esta percepción. Mientras la situación continúa deteriorándose, hay indicios de que Maduro está siendo diligentemente apartado del mando por los elementos más duros del bloque chavista. En este sentido, los últimos desarrollos políticos en el país sugieren que Venezuela se mueve hacia una dictadura propiamente formalizada como régimen comunista. Continuar leyendo «Venezuela: Nicolás Maduro está siendo apartado del mando por los cuadros más duros»