Entrevista a Adi Alterman, investigadora especializada en Medio Oriente.
En torno a la guerra sectaria que se lleva a cabo en Medio Oriente se desarrolla una batalla propagandística por los corazones de la población. Cualquier sea el actor envuelto en hostilidades –sea cualquier Gobierno o grupo yihadista– lo más probable es que este se involucre en campañas mediáticas para denostar a sus enemigos.
A raíz de una discusión, hace algunas semanas entreviste a Adi Alterman, una colega con quien comparto oficina laboral especializada en Mesopotamia. En la actualidad Alterman trabaja en su disertación de posgrado sobre el impacto de la campaña propagandística iraquí entre junio y septiembre de 1980, antes de que comenzara la guerra Irán-Irak que tuvo lugar entre 1980 y 1988. Luego de investigar el contenido de los periódicos iraquíes durante los tres meses previos a que estallara el conflicto, Alterman compartió conmigo las siguientes conclusiones y reflexiones.
– Adi, ¿qué descubriste en tu investigación?
– Descubrí que el discurso empleado por los periódicos iraquíes estaba claramente enfocado a crear una atmósfera para preparar a la población para la guerra con Irán. Presentaban a Irán con una imagen muy negativa, y se podía ver que el Gobierno iraquí hacía todo lo posible para que la población odiara a los iraníes y estuviera motivada para el combate.
– ¿Cómo se logró el efecto buscado?
– Con términos peyorativos, tildando a los iraníes de racistas que marginalizaban a su población, sobre todo a las minorías. Además, las publicaciones iraquíes quisieron apelar a la solidaridad panárabe, denunciando que Irán oprimía a la minoría árabe viviendo en el país. También se usaron dibujos y caricaturas para mostrar a los iraníes como débiles, y lo que es más, como aliados encubiertos de Estados Unidos. En cambio, los soldados iraquíes eran presentados obviamente como héroes de lo más loables.
– Entonces claramente los iraníes son difamados como malvados…
– No solo eso. Además de malvados son agentes de países malos como Israel y Occidente en su conjunto. Se los definía como opresores, todos por igual. [Ruhollah] Jomeini en este caso era el verdugo de su propia gente, pero a su vez era el aliado de otros villanos arrogantes.
– ¿Acusaron los medios iraquíes a Irán de ser un colaborador del sionismo –es decir– de estar con Israel?
– En efecto acusaron a Irán de cooperar con Israel. En realidad cada bando hizo lo propio, acusando al contrario de estar confabulados con los israelíes y los estadounidenses. Los iraníes hicieron lo propio, y acusaron a Irak de compartir la misma estrategia y agenda con Estados Unidos; y de querer llevar a cabo las mismas supuestas políticas imperialistas.
– ¿Cuál dirías que es el legado de esta guerra de propaganda?
– Bueno…digamos que se ve hasta nuestros días. Es lo más habitual ver como cada actor presenta al contrario en los términos más nefastos. Por ejemplo, si querés influenciar a tu audiencia o a la opinión pública para que piensen mal de un país, lo comparas con otros Estados que son “objetivamente” vistos como malvados. Esta es la regla de oro.
– ¿Cómo operan estas dinámicas en Irak hoy en día?
– En Irak vemos como como los kurdos son tachados de ser los títeres de Israel, y de cooperar con Estados Unidos para destruir Irak. Se los acusa de querer destruir la patria iraquí, y las expresiones de independentismo kurdo se usan para poner a todos en la misma bolsa. Por eso hoy está de moda acusar a los kurdos de ser enemigos internos que responden a los recados que provienen de Israel y Estados Unidos.