Nueva polémica de Charlie Hebdo: ¿Tiene límite la libertad de expresión?

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 30/11/2017.

Estudiantes franceses se manifiestan con lápices y mensajes de apoyo a Charlie Hebdo en La Rochelle, el 8 de enero de 2015, luego de los fatídicos ataques al semanario satírico. Recientemente en Francia se ha vuelto a sucitar polémica a raíz de una nueva publicación de Charlie Hebdo que hiere las sensibilidades de musulmanes e izquierdistas Crédito por la imágen: Xavier Leoty / AFP.

El semanario satírico Charlie Hebdo volvió a desatar polémica, suscitando un debate en Francia en torno a los límites de la libertad de expresión. El caso comenzó a raíz del affaire Tariq Ramadan que trascendió en todos los medios del país. Ramadan es un prominente intelectual y apologista islámico que venía perfilándose como una de las voces más influyentes de una corriente reformista y acaso modernista del islam. No obstante, si bien esta reputación lo benefició con cátedra en Oxford y el respeto de los círculos progresistas, Ramadan tiene detractores que lo acusan de ser un reaccionario y un misógino encubierto, que altera su discurso según la audiencia y la circunstancia. (Escribí un ensayo al respecto, puede ser accedido aquí.) Por lo pronto, estos críticos se anotaron un gran punto a favor. El escándalo involucrando a Ramadan se destapó el 20 de octubre pasado, cuando Henda Ayari, una conocida activista musulmana que lucha contra la violencia de género, lo denunció por acoso sexual. Luego comenzaron a caer más denuncias similares en su contra, en sintonía con la reacción mundial que devino a partir de la caída en desgracia de Harvey Weinstein.

A diferencia de otros casos de acoso en el mundo de las luminarias, el de Ramadan trasciende la violencia de género. En rigor, también toca otra cuestión de fondo que levanta pasiones y hiere sensibilidades en Francia y en el resto de Occidente. Me refiero al rol de la mujer en la coyuntura islámica, y en el ideario social que se desprende de los recados de la religión. Esto es lo que quiso mostrar Charlie Hebdo con su semanario del primero de noviembre. Su portada mostró a un Ramadan caricaturizado como depravado sexual que afirma ser “el sexto pilar del islam”, en referencia a la grotesca erección del personaje y su presunto egocentrismo. Inmediatamente después de salir a la venta dicha edición, Charlie Hebdo recibió amenazas de muerte contra sus dibujantes. Desde luego, se trata de un reminiscente de la masacre acontecida en enero de 2015, cuando terroristas irrumpieron en la redacción del semanario asesinando a doce personas.

En lo sucesivo, a lo largo de noviembre, Francia presenció un intenso debate que viene dándose de larga data: ¿deberían prohibirse las expresiones artísticas que dañen el honor de los devotos de cualquier religión? Esta es una pregunta relevante que hace a la vida cívica de cualquier democracia, y por tanto vale la pena ser discutida. A mis ojos, tal como lo planteo a continuación, la respuesta debería favorecer inexorablemente a la libertad de expresión. Continuar leyendo «Nueva polémica de Charlie Hebdo: ¿Tiene límite la libertad de expresión?»

El origen y futuro de la iconoclasia islámica

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE bajo el título de “La prohibición de la representación de Mahoma, una guerra contra la cultura misma”.

"Él disparo primero". Por el caricaturista australiano David Pope
«Él dibujó primero». Por el caricaturista australiano David Pope.

El terrorismo volvió a tocar Paris, y esta vez, a diferencia de lo que algunos sostienen aún, el acontecimiento no estuvo ligado a Medio Oriente. Los terroristas que mataron a una decena de personas en la redacción del ácido semanario Charlie Hebdo, el último miércoles, no estaban allí para protestar contra las políticas galas en el Líbano, o para forzar al Gobierno a retirar sus contingentes militares de tierras musulmanas. Tampoco dispararon para que el mundo tome conciencia de los reclamos palestinos. Estos, algunos de los motivos tradicionales apelados por los terroristas para justificar la violencia en suelo europeo, esta vez no fueron invocados; y sin embargo nadie pareció sorprendido frente a lo sucedido cuando se supo que el ataque fue perpetrado por musulmanes.

El leitmotiv del ataque en teoría es simple. El islam por naturaleza no acepta que los Profetas, como Abraham, Jesús o Mahoma, sean representados mediante gráficos antropomórficos, mediante tallados o dibujos que los muestren en su contorno humano. Para empezar, vale señalar que esto explica porque algunos países musulmanes han prohibido las recientes películas de trama bíblica como Noé (Noah) y Éxodo (Exodus: Gods and Kings).

Por supuesto, existe una brecha importante entre una prohibición religiosa y su imposición mediante la fuerza. Pero en esta costumbre, darle una cara al último de los Profetas es el mayor insulto, y representa el pico de la indiferencia a las sensibilidades musulmanas. Si bien el islam, a diferencia del cristianismo, no considera a su fundador el hijo de Dios, sino que lo rememora como un mortal agraciado como el último mensajero del Señor, graficarlo antagoniza con todo aquello que su doctrina representa. La prohibición comenzó como una política para contrarrestar las habituales prácticas de idolatría contempladas en Arabia desde antaño. Tawhid, la “unicidad de Dios”, solamente será velada y respetada si se concede que todo pertenece al Creador, de modo que todo intento por diversificar la divinidad, atribuyéndosela a hombres, signa una desviación de la religión. Continuar leyendo «El origen y futuro de la iconoclasia islámica»