Publicado originalmente en INFOBAE el 05/01/2016, y en AURORA el 13/01/2016.
Cuando las últimas fuerzas británicas se retiraron de la península de Galípoli, entre el 8 y el 9 de enero de 1916, dejaron tras de sí una humillante y dolorosa derrota; un fiasco que pasaría a la historia como el error estratégico más costoso incurrido por los aliados durante la Primera Guerra Mundial. La península, considerada la llave para ingresar prestamente a Turquía y forzar al Imperio otomano a rendirse, se transformó en un teatro de batalla estático. En los ocho meses que duró la ofensiva, la batalla dejó un saldo total de 262 mil heridos y 130 mil muertos.
Inmortalizada en la película de 19181 de Peter Weir, la batalla es vista como un caso paradigmático de inoperancia militar, y es rememorada con especial atención en Turquía, y, por otro lado, en Australia y en Nueva Zelanda, los países que, en términos relativos con su población, más contribuyeron al fútil esfuerzo de guerra en los Dardanelos. Están quienes discuten que el plan aliado era genial: ocupar a la brevedad el terreno alto en la península y silenciar a la artillería enemiga, para que la flota pudiera atravesar el estrecho hasta el mar de Mármara, para posteriormente ocupar Constantinopla (Estambul).
A cien años desde que se desarrollaran los trágicos acontecimientos, la ocasión amerita un ejercicio de historia contrafáctica. La pregunta es ciertamente interesante. ¿Qué hubiese ocurrido en un universo paralelo, en donde los aliados fuerzan los Dardanelos y toman la capital otomana? Conjeturalmente hablando, quizás el devenir del siglo XX hubiera sido otro. Continuar leyendo «Galípoli: la batalla que pudo haber cambiado la historia»