Artículo Original.
El 12 de marzo se suscitaron nuevamente tensiones diplomáticas entre Turquía y la Unión Europea, luego de que los holandeses no le permitieran al líder turco, Recep Tayyip Erdogan, hacer campaña política en suelo neerlandés. El embrollo comenzó un día antes, cuando las autoridades holandesas le prohibieron el ingreso al ministro de Exteriores y a la ministra de Familia y Políticas sociales. Los representantes turcos se disponían a hablar en un evento a favor del referéndum impulsado por Erdogan, quien busca convertirse en un superpresidente con facultades que lo posicionarían por encima del parlamento. A todo esto, se desarrollaron disturbios frente al consulado turco en Rotterdam, y en lo sucesivo “el sultán” acusó a los holandeses y a sus vecinos occidentales de actuar como nazis, suponiendo la existencia de un vil acuerdo de bloque contra Turquía. Lo que es más, Erdogan mandó a romper temporalmente las relaciones con Holanda.
Las tensiones entre la Unión Europea y Turquía vienen en constante aumento con motivo de dos cuestiones que preocupan a los europeos. Por un lado, los funcionarios occidentales están escandalizados con el tono crecientemente autoritario de Erdogan, sobre todo tras la purga de opositores que devino luego del fallido golpe de Estado en julio pasado. Por otro, desde una óptica más pragmática, Erdogan viene apelando a los refugiados como si fueran un arma política, amenazando con “abrir las puertas” para que estos crucen hacia el oeste. Jugando a las sensibilidades políticas que prevalecen en Europa en torno al asunto migratorio, el presidente turco insiste en que solo la cancelación del visado que Bruselas imparte hacia sus conciudadanos evitará este escenario. Como respuesta, sucede que las autoridades austriacas, alemanas, suizas y danesas, adoptaron recientemente medidas similares, prohibiendole a Erdogan hacer proselitismo político con la importante minoría de origen turco que habita Europa.
No obstante, lejos de truncar las aspiraciones del hombre fuerte de Ankara, por lo pronto parece que el escándalo lo beneficia enormemente, en claro detrimento de las pretensiones europeas para con Turquía. Continuar leyendo «El escándalo diplomático entre Turquía y Holanda beneficia a Erdogan»