La visita del premier iraní a Italia ha dejado conclusiones negativas según las opiniones vertidas en distintos medios del mundo. Un gesto del gobierno italiano puntualmente fue el que desencadenó una serie de críticas, sobre todo porque fue hecho poniendo por encima los intereses económicos por sobre los de la identidad del pueblo.
Quien analizó esta situación fue Federico Gaon, especialista en política internacional quien fue muy crítico en la 99.9: “es bastante payazesco lo que está sucediendo porque uno se pone a pensar y no sabe quienes son los más necesitados, si los iraníes o acaso los europeos”.
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 01/02/2016.
En septiembre de 1979 Oriana Fallaci entrevistó al ayatolá Ruhollah Jomeini en la ciudad iraní de Qom. La entrevista duró seis horas, y en determinado momento, haciendo gala de su carácter aguerrido, la polémica periodista italiana se quitó el chador que tenía puesto, y se lo tiro en la cara al líder de la Revolución islámica. Fallaci simplemente no podía tolerar que la mujer fuese privada de su personalidad, o de su independencia, por clérigos obtusos; y por las políticas de un “fanatismo fascista”. Enojada con Jomeini, Fallaci estalló y sentenció: “ya mismo me voy a sacar este trapo estúpido y medieval”.
¡Vaya si Fallaci estuviera viva! El 25 de enero, Hassan Rouhani, el presidente iraní, aterrizó en Italia para dar inicio a una gira europea. Para no ofender a su huésped, la delegación italiana decidió cubrir los desnudos de las estatuas expuestas en los Museos Capitolinos de Roma. Aunque Rouhani aseguró que él nunca pidió tal cosa, agradeció a los italianos por “hacer todo lo posible para que sus huéspedes estén cómodos”. Según la prensa italiana, fuentes extraoficiales indicaron lo contrario, pero de cualquier forma el caso tiene la misma gravedad. Las estatuas fueron tapadas con paneles de cartón y cajas de madera contrachapada. Además, los ceremonialistas italianos decidieron agasajar a la delegación iraní absteniéndose de servir vino.
Si estuviera viva, Fallaci, quien en los últimos años de su vida se caracterizó por denunciar los excesos del islam, seguramente hubiera publicado una durísima columna en el Corriere della Sera. Lo cierto es que el tradicional proverbio ha sido desestimado. Ya no es “cuando en Roma haz como los romanos”, pero más bien, “cuando en Roma haz como los islamistas”. Se trata de un hecho simbólico, y que sin embargo resuena bastante por los medios italianos. Mientras que el personal de ceremonial y protocolo lo interpretó como un gestó diplomático acorde, gran parte de la opinión pública lo sintió como nada más y nada menos que una capitulación. Una derrota autoinfligida frente a las mismas normas fanáticas que sacaron de quicio a Fallaci durante su entrevista con Jomeini. Continuar leyendo «La capitulación cultural de Italia»