La situación regional en Medio Oriente continúa siendo altamente inestable. Pese a ciertos avances en materia diplomática, efectuados para diferir conflictos y cementar realidades prácticas, lo cierto es que, entre los analistas, la incertidumbre y el potencial de violencia están al orden del día. Esta apreciación se manifiesta en diversos países que transitan crisis políticas sistémicas; y de tal envergadura, que además ponen en duda el propio futuro de algunas estatidades.
Desde Líbano a Túnez, y desde Yemen a Iraq, existe un evidente riesgo político que atenta contra el crecimiento económico, lo que queda de institucionalidad, y la tranquilidad de millones de personas que no tienen en claro hacia donde se dirigen sus destinos. Luego de los conflictos fratricidas derivados de la llamada Primavera Árabe, la presente década inaugurada por la pandemia del COVID-19 seguramente arrojará más desesperanza, impulsada por estatidades disfuncionales e incluso el cambio climático.
Los próximos años representarán un decenio de encrucijadas, donde se debatirá el futuro del islamismo, el resurgimiento del yihadismo, la convivencia entre sectas y facciones, la vieja dicotomía entre liberalización y autoritarismo, y la sustentabilidad económica y ambiental. Continuar leyendo «El caos permanente de Medio Oriente»
Entrevista telefónica realizada el 10/11/2017. Publicada como artículo en Sputnik Mundo.
El partido libanés Movimiento Futuro del primer ministro Saad Hariri exigió el regreso inmediato del mandatario al país. Hariri permanece en Arabia Saudí desde que el 4 de noviembre anunció su renuncia por supuestas amenazas de muerte recibidas en Líbano. Sus compañeros de Movimiento Futuro, una formación prosaudí, afirmaron sin embargo que desconocen los motivos de su dimisión o cuándo regresará.
En tanto, el canciller saudí Adel al-Jubeir ya advirtió que la Administración que representa tratará a Líbano como un país hostil si el movimiento chiita proiraní Hezbollah sigue siendo parte del Gobierno. Dijo que la participación de este grupo político en el Estado libanés constituye un «acto de guerra» contra Arabia Saudí.
El analista internacional Federico Gaon explicó a Sputnik que esta crisis diplomática ocurre en un contexto particular. «Lo que sucede en Líbano está enmarcado en la Guerra Fría en Medio Oriente protagonizada por Arabia Saudí e Irán. Se trata de un juego de alto riesgo que pone de manifiesto la rivalidad de estos dos países en la región», opinó el analista. Continuar leyendo «Entrevista con Sputnik Mundo: La situación en Líbano»
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 10/11/2017.
Hace un año escribía que Líbano salía de su estancamiento político gracias a Hezbollah. Luego de dos años y medio de parálisis institucional, el país de los cedros puedo “normalizar” su situación con la asunción de Michel Aoun como presidente, y la llegada de Saad Hariri como primer ministro. Hezbollah efectuó de bróker, como agente intermediario que facilitó la formación del nuevo Gobierno. Ahora bien, un año más tarde, el 4 de noviembre se dio a conocer que Hariri renunciaba a su posición desde Arabia Saudita, refiriéndose a un supuesto complot orquestado por Hezbollah para acabar con su vida.
Por lo pronto, este acontecimiento está sumiendo a Líbano en otra de sus tantas crisis nacionales, marcadas por fuertes contrastes sectarios entre cristianos, sunitas y chiitas. Dada la envergadura de la ocasión, es conveniente analizar el escenario, particularmente en función de las posibles consecuencias inmediatas en el marco regional. En este sentido, si uno se remite a las declaraciones de los propios funcionarios sauditas, Líbano le habría declarado la guerra a Riad. Son declaraciones sobrias que reflejan el grado de preocupación de Arabia Saudita con la penetración de Irán en su vecindario. No es secreto que Hariri es el protegido de los sauditas, ni que Hezbollah responde a los intereses de Teherán. Continuar leyendo «¿Qué significa la renuncia del primer ministro libanés para la Guerra Fría de Medio Oriente?»
Esta semana el Gobierno libanés erigió un muro de hormigón en torno al campo palestino de Ain al-Hilweh, en las inmediaciones de Sidón. Establecido en 1948, se trata del campo de refugiados más grande del país de los cedros. Aunque hasta recientemente contaba con aproximadamente 70 mil habitantes, se calcula que la población habría crecido hasta un número entre los 90 mil y 120.000 mil habitantes, como resultado del flujo entrante de refugiados sirios desatado por la guerra civil en el país vecino. Lo que es más, todas estas personas viven comprimidas en un espacio de tan solo un kilómetro cuadrado.
Según lo reportado, la construcción del muro comenzó el domingo 20 de noviembre, y responde a la creciente violencia fratricida entre los árabes del vecindario. En particular, entre islamistas, yihadistas, y seculares. Por eso, a los efectos de contener el problema, la mejor solución con la que dieron las autoridades libanesas resultó en el cierre de la tranquera: amurallar el campo bajo la supervisión de oficiales de la armada, y edificar torres para mantener vigilados a los que están confinados. Para el Gobierno, el muro es necesario para preservar la seguridad. Sin embargo, más allá de cualquier juicio de valor posterior, nadie parece estar hablando de este “pozo de agua dulce”, el nombre (traducido al español) que lleva el barrio en cuestión. Continuar leyendo «Ain al-Hilweh: un muro del que pocos hablan»
Artículo Original. También publicado en INFOBAE el 08/11/2016.
Michel Aoun fue electo presidente por el parlamento libanés el 31 de octubre, poniendo fin a un periodo de estancamiento político de dos años y medio de duración. Durante este tiempo, desde mayo de 2014 hasta recién, ninguna fuerza política puedo imponerse, y negociar exitosamente la composición del liderazgo nacional. Siguiendo el reglamento sectario que rige en Líbano, el flamante presidente es un cristiano maronita. Aoun tiene 81 años, es excomandate del ejército, y, en su momento, su bravura contra los sirios resultó en que en 1990 tuviera que exiliarse en Francia, donde viviría quince años. Volvió al país y a la política en 2005 tras la llamada Revolución de los Cedros, cuando Líbano se independizo fácticamente de Damasco, luego de treinta años de dominación mediante la ocupación y luego la coacción.
Desde un punto de vista regional, la asunción de Aoun ciertamente es noticia, pero gran parte de la relevancia estriba en las alianzas políticas del líder. Aunque el partido cristiano del ahora presidente, el Movimiento Patriótico Libre (FPM), logró imponerse en las internas de la bancada cristiana, tuvo que pactar con Hezbollah para prevalecer. Es decir, a los efectos de asegurar la salida del estancamiento político, el aval del movimiento chiita de Hassan Nasrallah fue decisorio. A grandes rasgos, los parlamentarios cristianos y sunitas, liderados por el expremier Saad Hariri (de la Alianza del “14 de mayo”), consensuaron una salida política, pero solamente lo lograron porque también consiguieron que Hezbollah (que encabeza la coalición rival del “8 de marzo”) apoye a Aoun. Pese a que este grupo no tiene más bancas que otras fuerzas protagónicas, el sistema político le confirió la potestad de decidir la elección del presidente, pues, para este propósito, se necesita el consentimiento de por lo menos dos tercios del parlamento.
Entre otras cosas, esto significa que, bajo la configuración sectaria de la política libanesa, el grado de discrecionalidad del presidente es relativamente bajo. A su vez, esto implica que para gobernar sus decisiones tienen que ser aprobadas por el parlamento (cuyo representante es chiita) y por el primer ministro (sunita). Consecuentemente, si bien esta no sería la primera vez en la que Hezbollah logra acaparar la atención en la escena doméstica, la milicia chiita está apuntándose una victoria importantísima; una que podría traer aparejadas repercusiones notables que valen la pena explorar. Continuar leyendo «Líbano sale de su estancamiento político gracias a Hezbollah»
Artículo Original. Publicado también en la revista LINEA DIRECTA (de AURORA), número 7-8, julio-agosto 2016.
El 12 de julio marcó el décimo aniversario del comienzo de la segunda guerra del Líbano, entre Israel y el Hezbollah libanes. El conflicto duró cinco semanas, y fue precipitado por las operaciones de la milicia chiita que tomó acción contra el Estado judío. Luego de disparar cohetes hacia poblados israelíes cercanos a la frontera con Líbano, combatientes de Hezbollah interceptaron a una patrulla del ejército israelí, dejando un saldo de tres soldados muertos, y dos capturados (que serían posteriormente ejecutados). A partir de estos acontecimientos, se desencadenaría una guerra asimétrica entre un ejército convencional y una guerrilla iniciada en el terrorismo.
Israel bombardearía intensivamente los bastiones de Hezbollah, y luego desplegaría una invasión terrestre en el sur del Líbano, pero a costas de causar gran daño material y humano en territorio libanés. Por otro lado, los guerrilleros islamistas lanzarían cohetes contra Israel indiscriminadamente, y lo harían desde zonas residenciales; aprovechando, de este modo, la cobertura provista por la infraestructura civil para complicar las decisiones del mando israelí. En breves cuentas, el conflicto se llevó la vida de un número aproximado de 600 combatientes de Hezbollah, 1200 civiles libaneses, y 165 israelíes, 44 de ellos civiles.
La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) causó desconcierto en la política británica, y conmoción en la arena internacional. Entre otras cosas, Gran Bretaña tendrá ahora que elegir a un nuevo primer ministro, renegociar centenares de contratos con el bloque europeo, esclarecer su política migratoria, y mitigar, especialmente a corto plazo, el impacto económico que trajo consigo la caída de la libra.
En efecto, existe mucha especulación sobre que pasará a continuación. Para los partidarios del Brexit, este representa la “independencia” británica de los burócratas de Bruselas. Para sus detractores, la disociación pone en riesgo la misma continuidad del Reino Unido como tal. Existen amplios sentimientos separatistas entre los escoceses, y estos podrían llegar a buscar un segundo referéndum. Por otro lado, a razón de lo acontecido, muchos conjeturan que el final de la UE podría asomarse por el horizonte. Para los proeuropeos, existe el riesgo de que, en lo sucesivo, otros países sometan a referéndum su membrecía en dicho proyecto de integración continental.
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 31/05/2016.
Este mes marca el centenario del famoso acuerdo Sykes-Picot entre Francia y Gran Bretaña, el tratado secreto más trascendental de la historia moderna de Medio Oriente. Conocido por el nombre de los diplomáticos que negociaron el acuerdo en representación de las potencias firmantes, es recordado por sentar las bases de las fronteras que definen a los Estados contemporáneos de la región. Firmado el 16 de mayo de 1916 durante la Primera Guerra Mundial, el pacto venía a congelar la rivalidad colonial entre Londres y Paris, particularmente en relación a la sucesión del Imperio otomano, entonces perceptiblemente moribundo.
La relevancia de Sykes-Picot como hito histórico estriba no tanto en el pacto en sí, pero más bien en los eventos que desencadenaría desde 1916 en adelante. Existe la creencia inexacta, mas ampliamente difundida, que el pacto creó las fronteras de los países que actualmente componen la región. Este delineamiento sería el resultado de negociaciones y acontecimientos venideros que reemplazarían el orden establecido por el tratado original. No obstante, lo que sí es cierto, y allí su importancia, es que Sykes-Picot dividió Medio Oriente (o más concretamente al Levante extendido) en áreas de influencia, las cuales esencialmente condicionaron la formación de las actuales entidades políticas, a los intereses y discrecionalidad de los miembros del Entente anglo-francés (con el consentimiento de la Rusia zarista, a la cual se le prometió territorios en Turquía).
El hecho de que estas fronteras hayan sobrevivido cien años da testimonio de la firmeza de la herencia colonial en la construcción de Estados, algunos de ellos esbozados virtualmente de la nada sobre un mapa. Sin embargo, simultáneamente, parecería que estos comienzan a desmoronarse. La legitimidad de las entidades políticas que en algún punto nacieron como productos de la repartición de las potencias es fuertemente cuestionada. Esto ha quedado en evidencia con el relativo éxito del Estado Islámico (ISIS), que busca suprimir expresamente los trazos “artificiales” que envuelven la región. De este modo, en tanto los analistas se preguntan hacía donde se dirige Medio Oriente, conviene analizar la trayectoria de Sykes-Picot, y su impacto en la contemporaneidad. Continuar leyendo «Sykes-Picot: un siglo después»
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 14/09/2015 bajo el título «Una parálisis institucional que amenaza con continuar»; y en AURORA el 21/09/2015.
El Líbano viene experimentando desde hace un par de meses una crisis institucional. Catalizada por la parálisis del Gobierno, incapaz de dar con una solución al problema de la recolección de basura, con los desechos amontonándose en las calles de Beirut, desde hace dos semanas hay multitudes saliendo a protestar contra las autoridades. Lo que inicialmente se suponía era una manifestación de ciudadanos preocupados por semejante deterioro sanitario, pronto se convirtió en un movimiento masivo, convocado ya no solamente a raíz de la basura, pero también por otros agravios generales que se desprenden de la escena política del país. Vistas en contexto, las protestas en efecto dicen mucho acerca de la disfuncionalidad crónica que afecta al Líbano, uno de los países más desarrollados culturalmente de Medio Oriente, y sin embargo uno de los más desgarrados por conflictos.
Bajo el lema viralizable de #youstink (apestas), los manifestantes tomaron el incidente de la basura para convertirlo en una crítica general al estado de las cosas. Ocupando la Plaza de los Mártires en la capital libanesa, aquella que diez años atrás presenció la llamada Revolución de los Cedros, los citadinos exigen cambios, y vistosamente, las protestas no llevan una agenda sectaria o partisana. Sintetizada, la consigna es “que se vayan todos” – que renuncien todos los funcionarios implicados en los sucesos recientes, desde el primer ministro al ministro de Interior. Continuar leyendo «La disfuncionalidad del Líbano»