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Esta semana el Gobierno libanés erigió un muro de hormigón en torno al campo palestino de Ain al-Hilweh, en las inmediaciones de Sidón. Establecido en 1948, se trata del campo de refugiados más grande del país de los cedros. Aunque hasta recientemente contaba con aproximadamente 70 mil habitantes, se calcula que la población habría crecido hasta un número entre los 90 mil y 120.000 mil habitantes, como resultado del flujo entrante de refugiados sirios desatado por la guerra civil en el país vecino. Lo que es más, todas estas personas viven comprimidas en un espacio de tan solo un kilómetro cuadrado.
Según lo reportado, la construcción del muro comenzó el domingo 20 de noviembre, y responde a la creciente violencia fratricida entre los árabes del vecindario. En particular, entre islamistas, yihadistas, y seculares. Por eso, a los efectos de contener el problema, la mejor solución con la que dieron las autoridades libanesas resultó en el cierre de la tranquera: amurallar el campo bajo la supervisión de oficiales de la armada, y edificar torres para mantener vigilados a los que están confinados. Para el Gobierno, el muro es necesario para preservar la seguridad. Sin embargo, más allá de cualquier juicio de valor posterior, nadie parece estar hablando de este “pozo de agua dulce”, el nombre (traducido al español) que lleva el barrio en cuestión. Continuar leyendo «Ain al-Hilweh: un muro del que pocos hablan»