La Finlandización de Ucrania

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 02/02/2022.

Esta imagen distribuida por el Ministerio de Defensa ruso muestra vehículos militares durante ejercicios en Crimea en abril de 2021. La tensión en Ucrania está llegando a un punto álgido, demostrando la necesidad de un nuevo enfoque estratégico para gobernar las relaciones entre Rusia y Occidente.

Cuando Rusia ocupó el Donbass y anexó Crimea en 2014, Henry Kissinger y Zbigniew Brzezinski propusieron finlandizar Ucrania, adscribiéndole la geopolítica sui generis de Finlandia. La idea consiste en valorizar retrospectivamente el acomodo del país nórdico durante la Guerra Fría: a las puertas de la Unión Soviética, pero no obstante (medidamente) democrático. Pese a la inexorable fuerza gravitatoria de Rusia, los finlandeses conservaron su independencia gracias a su resiliencia y juiciosa neutralidad. No participaron de iniciativas occidentales y no se incorporaron a la OTAN, permitiéndose así escapar a las imposiciones regionales del Kremlin como el Pacto de Varsovia.

¿Podría un esquema comparable tener lugar en la Ucrania contemporánea? Si bien la pulseada por las estepas ucranianas no necesariamente vaya a terminar en una guerra abierta o a gran escala, las tensiones entre la Rusia postsoviética y Estados Unidos nunca fueron tan álgidas como ahora. Dado que las vicisitudes geopolíticas son cuestiones a largo plazo, las controversias que hoy llenan los titulares de diarios no se resolverán del todo con negociaciones puntuales. Lo que se necesita, en cambio, es un entendimiento más amplio entre los actores principales; acaso una estrategia para derogar conflictos y dar con un modus vivendi permanente entre Rusia y Occidente. Continuar leyendo «La Finlandización de Ucrania»

Rusia se distancia del eje bolivariano

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 26/11/2019

El expresidente Evo Morales de Bolivia es recibido por el presidente ruso Vladimir Putin en 11 de julio en Moscú. Poco se imaginaba Morales que pocos meses después quedaría en el exilio. Con su caída, la alianza entre Rusia y los regímenes bolivarianos que quedan se vuelve delicada. Crédito por la imagen: Kirill Kudryavtsev.

La caída de Evo Morales en Bolivia es un duro revés para el bloque de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (ALBA), la coalición izquierdista que fundara el fallecido Hugo Chávez. Sin Morales, y dando por entendido que ningún aliado suyo llegará al poder en el futuro previsible, este eje “bolivariano” está ahora más maltrecho que nunca. Junto con Nicolás Maduro de Venezuela y Daniel Ortega de Nicaragua, el líder indígena boliviano era una figura clave en la orquesta progresista del continente latinoamericano.

Desde el punto de vista geopolítico, la caída de Morales sienta un precedente que perjudicará al resto de los cabecillas de la alianza. Tal vez el factor más importante es la vuelta de tuerca en la política exterior rusa. Independientemente de la discusión semántica acerca de si hubo golpe de Estado o no, lo cierto es que Moscú rápidamente reconoció a Jeanine Áñez como mandataria provisional. Probablemente también conceda legitimidad a quien sea su sucesor, indistinto de cómo se lleven a cabo los comicios que prometió la presidente.

El hecho de que Moscú cubra a los autócratas antagónicos hacia Estados Unidos no es ninguna novedad. Sea por un sentido de responsabilidad histórica hacia los huérfanos del orden soviético, o más bien por intereses políticos bien definidos, Rusia no abandona a sus aliados. Sin embargo, la caída de Morales es un acto consumado, y como tal, dado que no hay vuelta atrás, el Kremlin ha adoptado una postura pragmática a los efectos de retener influencia en el tablero. Este posicionamiento puede ser visto como una advertencia indirecta hacia Maduro y Ortega. Vladimir Putin no moverá cielo y tierra para salvaguardar a sus hombres en América Latina si percibe que la batalla por la supervivencia del eje bolivariano está perdida. Continuar leyendo «Rusia se distancia del eje bolivariano»

Rusia necesita a Israel para pacificar Siria

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE bajo el título «¿Cuál es el plan de Vladimir Putin en Siria? el 12/03/2019.

El priemr ministro israelí Benjamín Netanyahu junto al presidente ruso Vladimir Putin durante una ceremonia frente al monumento del soldado anónimo en Moscú, el 9 de mayo de 2018. Ambos líderes visten la escarepa de San Gorge. Netanyahu fue invitado de honor de Putin durante la conmemoración del Día de la Victoria. Putin entiende que necesita a Israel para pacificar Siria, y está desencantado con el rol de Irán y Turquía. Crédito por la imagen: Amos Bn Gershom / GPO.

La existencia de una relación estratégica entre Rusia e Israel es evidente desde hace tiempo. No se trata de una alianza per se, pero sí de una amistad de conveniencia. Si bien sus intereses no siempre coinciden, ambos Estados actúan en sincronía, pues comprenden que sus objetivos ulteriores son inverosímiles sin la aquiescencia o visto bueno por parte del otro.

Esta interpretación da cuenta de frecuentes reuniones bilaterales de alto nivel entre líderes y funcionarios de ambos lados. Sin ir más lejos, luego de entrevistarse con Vladimir Putin, el premier israelí Benjamín Netanyahu afirmó el 3 de marzo que Jerusalén y Moscú trabajarían juntamente para examinar la retirada de tropas extranjeras de Siria. Teniendo en cuenta las intenciones de Estados Unidos de evacuar a sus soldados del conflicto, el anuncio hace referencia a la presencia de militares turcos e iraníes en suelo sirio, creando la impresión de que el Kremlin está perdiendo la paciencia con Ankara y Teherán.

Según diversas fuentes, teniendo en cuenta que la supervivencia del régimen damasceno ya no está en juego, los rusos están percatándose de que sus socios en la pacificación de Siria, bajo el encuadre de la cumbre de Astana, dinamitan más de lo que aportan. En contraste, Israel es el único actor que no objeta las ambiciones rusas en Medio Oriente, estando dispuesto a colaborar en la pax russica del postconflicto. Continuar leyendo «Rusia necesita a Israel para pacificar Siria»

Turquía: ¿Seguirá siendo miembro de la OTAN?

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 20/08/2018.

La crisis diplomática entre Turquía y Estados Unidos, especialmente a partir del desplome de la lira turca, pone en cuestionamiento qué tan sustentable es la membrecía de Turquía en la OTAN. En tanto ningún Gobierno parece mostrarse dispuesto a ceder frente a las demandas del otro país, han reflotado los cuestionamientos sobre la conveniencia de que Turquía siga siendo parte de la alianza del Atlántico Norte.

La depreciación de la lira turca tiene a los mercados mundiales en vilo, y revela el grado de susceptibilidad que tienen las economías emergentes frente a Estados Unidos. El catalizador del desplome fue un tweet de Donald Trump, quien el 10 de agosto anunció que duplicaría las tarifas al acero y al aluminio turco. Como consecuencia, en el transcurso de una semana la lira llegó a perder el 7% de su valor frente al dólar. Sin embargo, la moneda viene en picada desde hace meses, y en lo que va de 2018 ha perdido el 40% de su valor.

Las medidas proteccionistas de Estados Unidos dan cuenta de la crisis en la economía turca, pero son solo una parte de la historia. Los analistas conceden que la consagración del presidente Recep Tayip Erdogan como “sultán” allanó el paso para esta situación. Su abusiva injerencia sobre las arcas públicas y sobre el Banco Central mermó la confianza de los mercados: los inversores entendieron que la creciente autocracia turca y la libertad económica no prometen ir de la mano. Mientras tanto, Erdogan viene utilizando la circunstancia para incentivar la narrativa islamonacionalista de su plataforma, afirmando que su país peleará la guerra económica con la primera potencia mundial.

Esta disputa es el último episodio en una serie de controversias entre Washington y Ankara, las cuales revelan que la brecha entre Turquía y Occidente está creciendo a pasos agigantados. En este sentido, los últimos acontecimientos vuelven a poner en cuestionamiento qué tan sustentable es la membrecía de Turquía en la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Continuar leyendo «Turquía: ¿Seguirá siendo miembro de la OTAN?»

Seguridad de Israel: punto de consenso entre Rusia y Estados Unidos

Artículo Original.

Vista del rastro de humo que dejo en el cielo un misil Patriot disparado por Israel para interceptar un caza de combate sirio que pentró el espacio áereo israelí, el 24 de julio de 2018. Al momento de escribir se desconoce la suerte final de los pilotos del Sukhoi-24 derribado. Este tipo de incidentes ponen de manifiesto el riesgo de que se produzca una escalación en el sur de Siria involucrando a Israel. Tanto Estados Unidos como Rusia están de acuerdo que tal escenario debe ser evitado. Crédito por la imagen: David Cohen / Flash90.

A propósito del encuentro entre Donald Trump y Vladimir Putin en Helsinki el 16 de julio, varios analistas tienen la impresión de que el ganador más claro ha sido Benjamín Netanyahu. Si bien Estados Unidos es tradicionalmente receptivo a las necesidades de Israel, en las circunstancias actuales los rusos también están manifestando una valoración positiva hacia dicho país.

A juzgar por la conferencia de prensa ofrecida por los mandatarios de las potencias, Israel representa un punto de consenso en la agenda. Trump aseguró que trabajará con su homólogo ruso para velar por la seguridad de Israel. Putin, por su parte, insistió en la necesidad de garantizar el statu quo (el cese al fuego) que sucedió a la guerra de Yom Kippur. Pero teniendo en cuenta que han habido y continuarán ocurrido incidentes de violencia, que podrían servir de catalizadores para una escalación en el sur de Siria, Washington y Moscú parecen acordar la necesidad de ofrecerle a Israel garantías para congelar o desacelerar las tensiones en la región aledaña a los Altos del Golán. Continuar leyendo «Seguridad de Israel: punto de consenso entre Rusia y Estados Unidos»

Trump en la cumbre de Helsinki: ¿rendición o pragmatismo?

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 23/07/2018.

El presidente estadounidense Donald Trump estrecha la mano de su contraparte rusa, Vladimir Putin, durante la cumbre de Helsinki celebrada el 16 de julio. Mientras que algunos analistan observan que la cumbre es un hito necesario para reactivar las relaciones entre Estados Unidos y Rusia, otros señalan que el comportamiento de Trump fue bochornoso. El balance del evento posiblemente se encuentre entremedio de estas posiciones. Crédito por la imágen: Pablo Martinez Monsivais / AP.

El 16 de julio Donald Trump se reunió con Vladimir Putin en Helsinki, en el primer encuentro oficial entre los mandatarios de Estados Unidos y Rusia en ocho años. El evento ha levantado controversia entre diplomáticos y analistas, y mientras algunos lo interpretan como “histórico”, otros advierten que el suceso ha sido trágico, lamentando particularmente el comportamiento de Trump de cara a su contraparte rusa.

A mi modo de ver las cosas, el balance de la cumbre proviene de entremedio de estas posiciones. Por un lado, la única forma en la que Washington y Moscú pueden plantear objetivos en común es médiate la cooperación. Por otro, no deja de ser cierto que Trump “reservó su cara más amable” para Putin, a quien los servicios de inteligencia occidentales culpan directa o indirectamente por interferir en procesos electorales extranjeros.

Si bien la cumbre representa un hito necesario en política internacional, Trump no hizo gala de la bravura que lo caracteriza, dándole a los rusos señales de apaciguamiento equivocadas. Por ello, conviene analizar los distintos argumentos sobre las implicancias de la cumbre, y preguntarse si realmente ha tenido algún impacto práctico más allá de los apretones de manos. Continuar leyendo «Trump en la cumbre de Helsinki: ¿rendición o pragmatismo?»

Rusia podría limitar la libertad de acción de Israel sobre el cielo sirio

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 20/04/2018.

Un F-15 israelí despega durante un ejercicio de entrenamiento en la base áerea de Ovda. El ataque estadounidense contra Siria efectuado el 14 de abril provocó una reacción rusa. Moscú afirmó que está contemplando transferir el sistema antiáereo S-300 al Gobierno sirio, cosa que discutiblemente podría amenazar la superioridad áerea de Israel sobre el Levante. Además, en este momento Rusia es especialmente susceptible a cualquier eventualidad que cuestione la efectividad de su diplomacia caliente. Crédito por la imágen: Ofer Zidon.

El 10 de febrero Israel atacó la base aérea T-4 (Tiyas) utilizada por Irán, desencadenado una serie de incidentes que pusieron en duda el grado de libertad que tiene Israel sobre los cielos de Siria. En la operación un caza F-16 fue derribado por misiles de las fuerzas del Gobierno sirio, cosa que provocó otra ofensiva israelí; esta vez sobre las baterías antiaéreas S-200 de Bashar al-Assad. Este desarrollo hizo que algunos comentaristas aseguraran que Israel ya no tiene la capacidad para llevar a cabo ataques quirúrgicos y salir con virtual impunidad.

A raíz de este argumento, escribí una columna desmintiendo semejante noción, pues Rusia no había dado indicios de querer coartar la iniciativa israelí, siempre y cuando esta estuviese dirigida a Irán. No obstante, es conveniente revisar esta premisa a la luz de los últimos acontecimientos en el escenario sirio, particularmente luego del ataque estadounidense efectuado el 14 de abril. Continuar leyendo «Rusia podría limitar la libertad de acción de Israel sobre el cielo sirio»

¿Qué significan los Tomahawks de Donald Trump?

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 16/04/2017.

El presidente estadounidense Donald Trump hablando en Palm Beach el 6 de abril, luego de que Estados Unidos lanzara casi sesenta misiles crucero Tomahawk contra una base aérea siria, en retaliación por el ataque químico cometido el 4 de abril. Con esta jugada, Trump demuestra que Estados Unidos sigue involucrado de lleno en el conflicto sirio, y que es un actor activo dispuesto a flexionar sus músculos a discreción. Crédito por la imagen: Alex Brandon / AP.

El 6 de abril Estados Unidos atacó la base aérea de Shayrat perteneciente al régimen sirio con casi sesenta misiles Tomahawk. El ataque se produjo en respuesta al supuesto uso de armas químicas en la población de Jan Sheijun dos días antes por parte de Bashar al-Assad, cuyas fuerzas siguen batallando en el bastión yihadista de Idlib. Dada la aparente cordial relación entre Donald Trump y Vladimir Putin, muchos canales informativos tomaron con sorpresa la decisión de la Casa Blanca. Se trata cabalmente del primer acto de agresión de la administración Trump contra blancos sirios, en claro desacato de los intereses rusos, que Trump habría pretendido respetar.

En vista de este desarrollo, resulta conveniente analizar las circunstancias detrás de los sucesos, y el impacto que los hechos podrían tener en términos de política mundial. Por lo pronto, es manifiesto que Estados Unidos no se desentiende del conflicto sirio. Más allá del deseo del presidente por mantener una asociación estable con Moscú, Washington tiene y seguirá conservando una agenda independiente con proyección global. Sin embargo, contrario a lo que algunas fuentes indican, el escenario de una escalada entre Washington y Moscú carece de fundamento. Continuar leyendo «¿Qué significan los Tomahawks de Donald Trump?»

Serbia y Kosovo: ¿al borde de la guerra?

Artículo Original. Publicado también en POLÍTICAS Y PÚBLICAS el 23/01/2017 y en INFOBAE el 26/01/2017.

El tren «Kosovo es Serbia» pintado con los colores de la bandera serbia el 14 de enero de 2017. El Gobierno serbio pretendió que el tren cruzara la frontera y fuese recibido en Mitrovica, el norte de Kosovo, donde la población es mayoritariamente de origen serbio. En Pristina, la capital kosovar, el hecho fue catalogado como una provocación, y una ofensa a la soberanía del país. Consecuentemente el tren no pudo pasar. El incidente dio a una crisis diplomática, y presenta el riesgo de una escalada militar. Crédito por la imagen: Darko Vojinovic / AP.

El 14 de enero, con motivo de un incidente sin parangón en los anales de la diplomacia, se suscitó una escalada diplomática entre Serbia y Kosovo, y ahora alcanzó el grado de amenaza militar. Todo comenzó cuando un tren partió desde Belgrado con destino a Mitrovica, una ciudad kosovar étnicamente dividida, situada en una región predominantemente habitada por serbios. El tren está pintado con los colores de la bandera Serbia, y lleva la leyenda “Kosovo es Serbia” en una veintena de idiomas. Por dentro, está decorado con motivos ortodoxos, que contrastan con la identidad musulmana de los kosovares. Evidentemente, más que puentear las diferencias y conectar a ambas entidades, el tren pretendía una provocación simbólica. Como era de esperar, los kosovares le denegaron la entrada al vehículo, que terminó parando antes de cruzar la frontera de la antigua provincia serbia.

El primer ministro de Kosovo, Isa Mustafa, dijo que no permitiría que la soberanía de su país sea molestada por máquinas que traen “un mensaje de ocupación”. Subsecuentemente, con ortodoxos protestando en las calles de Mitrovica, el presidente serbio Tomislav Nikolic aseguró que defendería “cada pulgada” de su país, lo que fue interpretado por su contraparte como una amenaza directa. Tras movilizar a sus fuerzas de seguridad a la frontera, el presidente kosovar, Hashim Thaci, alertó que Serbia pretende anexar la región de Mitrovica, usando “el modelo de Crimea”. ¿Será esto un presagio de guerra? ¿Será la primera crisis internacional a la que se enfrentará Donald Trump? Continuar leyendo «Serbia y Kosovo: ¿al borde de la guerra?»

La diplomacia caliente de Rusia: las armas hablan más que las palabras

Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 24/10/2016.

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Misiles tierra-aire S-400 de medio y largo alcance, desfilando durante el Día de la Victoria, en la Plaza Roja de Moscú, el 9 de mayo de 2015. El S.-400 es uno de los sistemas de defensa antiaérea móviles más avanzados en el mundo. Rusia los desplegaría en Crimea y en Siria para disuadir ataques de la OTAN. Para los asuntos de alta política, la diplomacia rusa se basa en la coacción. Viene acompañada por una ideología paneuroasiática que busca revivir las glorias imperiales del pasado. Crédito por la imagen: Sergei Karpukhin / Reuters.

Las relaciones entre Estados Unidos y Rusia nunca han estado tan mal en la era postsoviética. La tensión es tal, que, evocando los acontecimientos de la Guerra Fría, políticos, especialistas y militares han puesto el interrogante en la hipotética premisa de una guerra nuclear. La discusión se refiere a la plausibilidad de una tercera hecatombe global suscitada, entre otras cosas, a partir de la contrariedad que mantiene Rusia y el bloque occidental con respecto a Siria. Moscú ha dejado en claro que su intervención en el Levante no estará sujeta a ninguna negociación inquisitiva, la cual busque restringir o limitar el alcance de la influencia rusa en Medio Oriente. Por otro lado, Washington observa con preocupación que está perdiendo su capacidad de disuasión, puesta a prueba por una Rusia envalentonada, que responde más agresivamente a la interposición norteamericana en sus asuntos.

El solo hecho de que un escenario de guerra abierta sea tomado en serio dice bastante acerca de lo volátil de la situación. Como en las relaciones internacionales la percepción ocupa un papel central, hay quienes dirían que –si llegase a ocurrir algún día– semejante conflicto será el resultado de una profecía autocumplida, pues se concede que, con el tiempo, los prejuicios y las palabras hostiles embrollan la percepción que los países tienen el uno hacia el otro. Por eso, cuando Estados Unidos dice que Rusia comete crímenes de guerra en Alepo, los rusos perciben hipocresía, y ante todo una excusa para minar la consecución de sus intereses legítimos. En respuesta, el Kremlin expresa su malestar con amenazas, y más precisamente con la carta nuclear. Pero como lo muestra este caso, las armas suelen hablar mucho más que las palabras, especialmente cuando las primeras son lo suficientemente potentes como para hacer valer las bravatas verbales.

Luego de haberse ocupado de modernizar el arsenal de la otrora superpotencia, Vladimir Putin revivió la vieja usanza soviética de negociar con una pistola sobre la mesa. Esta diplomacia caliente consiste en desplazar las fichas sobre el tablero, creando la impresión de que la dirigencia rusa tiene menos aversión al riesgo que sus contrapartes en Occidente. Por esta razón, una percepción desacertada puede desencadenar decisiones erradas, y arrojar consecuencias fatídicas. Pese a la exhortación de moderación y templanza, las escaladas militares son una constante histórica, que devienen justamente de la capacidad de los líderes por interpretar –correcta o irreflexivamente– la voluntad de terceros actores en el teatro de la alta política. Ahora bien, este augurio pesimista no necesariamente se verificará en el presente. Aunque la tensión geopolítica entre Estados Unidos y Rusia subsistirá como eje de las discusiones, la guerra abierta perfectamente puede ser evitada, siempre y cuando los decisores juzguen correctamente las intenciones de sus adversarios. Continuar leyendo «La diplomacia caliente de Rusia: las armas hablan más que las palabras»