Helenismo y raciocinio: la explicación del genio judío

Ensayo basado en el seminario «Israel y el devenir histórico de las civilizaciones«, dictado en la Nueva Congregación Israelita (NCI) de Montevideo el 01/06/2015.

Inschrift
Tumba judía de los tiempos romanos inscripta en griego, «para Primitiva y su sobrino Euphrenon), copia del Museo della civiltà romana (Roma), original en los Museos Vaticanos. Crédito por la imagen: Universidad de Zúrich.

En su interpretación del devenir occidental Nial Ferguson se cuestiona más de una vez por el inmensurable éxito de los judíos en todos los aspectos y disciplinas de las ciencias y las artes humas. Sin encontrar una respuesta, se pregunta cómo es posible que en el siglo XX, siendo el 0.2 por ciento de la población mundial, los judíos estuvieran desproporcionadamente representados en tantos campos. Al momento de escribir en 2011, el historiador escoses notaba que los judíos habían ganado el 22 por ciento de los Premios Nobel; el 38 por ciento de los Óscar a mejor director;  el 20 por ciento de los Premios Pulitzer por logros en obras de no ficción; y el 13 por ciento de los Premios Grammy a la carrera artística. Mientras que para el antisemita o judeofobo estos datos sugieren que los judíos son seres malignos con miras a dominar el mundo, para el historiador y para el intelectual sugieren que entre los judíos existe una ventaja o predisposición cultural hacia el saber y la creatividad.

Desde ya no existe una sola respuesta a este interrogante, y probablemente nunca la habrá. Pero con toda seguridad podemos discutir que la genialidad judía algo tiene que ver con su énfasis tradicional, a través de discusiones, persecuciones y crisis de identidad, en el estudio como sendero de autodescubrimiento. Shelomo Dov Goiten, la autoridad referencial para todo estudiante que quiere entender la vida judía durante el medioevo islámico, sugería que el diferencial judío estriba en que – contrario a las otras dos religiones abrahámicas – los israelitas, siendo los primeros monoteístas, ya habían tenido al menos 1200 años de desarrollo hasta alcanzar la madurez, es decir, hasta adoptar el cuerpo religioso que serviría de base para tanto el cristianismo como el islam. El propósito de este ensayo descansa precisamente en demostrar la medida en que S.D Goiten tenía razón. Dentro de las limitaciones de este texto, buscaremos las raíces que dan cuenta de el carácter prolífico del pueblo judío. Veremos que las mismas comienzan en la helenización del mundo clásico y la posterior consagración de la lectura racional de las fuentes religiosas entre los israelitas. Continuar leyendo «Helenismo y raciocinio: la explicación del genio judío»