Tyrant: la encrucijada árabe en la mejor ficción

Artículo Original.¡Alerta de spoilers sobre las temporadas pasadas!

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Tyrant es una serie muy relevante. Explota la coyuntura árabe para crear uno de los thrillers más interesantes de la televisión. En la tercera temporada, vemos a Bassam (Adam Reyner), el hijo pródigo del patriarca Al-Fayeed, convertirse en su propio y peor enemigo. Crédito por la imágen: FX Network.

En julio pasado se estrenó la tercera temporada de la serie Tyrant (“Tirano”), producida por FX de la cadena FOX. Tal como lo advertía el año pasado, con motivo del estreno de la segunda temporada, la relevancia de esta serie estriba de su relevancia política. Licencias creativas aparte, la ficción retrata las eventualidades y las dinámicas que acontecen actualmente en Medio Oriente, poniendo al espectador en primera fila. Al televidente se le presentan las intrigas del palacio real de Abuddin, un país árabe ficticio en proceso de transición hacia la democracia. No obstante, antes de que este proceso pueda concluir, Abuddin deberá desprenderse de sus tradiciones autocráticas, decidir entre una fórmula secular u otra islamista, y derrotar a un grupo yihadista que –en alusión al Estado Islámico (ISIS) de la vida real– pretende purgar el territorio de impíos e infieles.

Producida por Gideon Raff y por Howard Gordon, las mentes detrás de thrillers de acción como Homeland y 24 (que de por sí ya tocan la escena mediooriental), Tyrant es una serie que vale la pena mirar. Además de atrapante, expone algunas reflexiones muy interesantes, que hacen que uno se pregunte sobre los altibajos de la Primavera Árabe, y, en última instancia, sobre las paradojas del poder.  Continuar leyendo «Tyrant: la encrucijada árabe en la mejor ficción»

La relevancia política de Tyrant

Artículo publicado originalmente en BASTION DIGITAL el 19/09/2015. Recomendado por LA NACION el 08/11/2015. ¡Alerta de spoilers!

Tyrant
Tyrant es una serie televisiva que se centra en las experiencias del hijo occidentalizado de un tirano de un país ficticio de Medio Oriente. Luego de haberse formado en Estados Unidos, Bassam «Barry» Al-Fayeed (Adam Rayner) vuelve a su hogar nativo e intenta llevar a cabo una transformación democrática. La serie toca algunas de las dinámicas y dilemas que sacuden actualmente al mundo árabe. Crédito por la imágen: FX Network.

En junio pasado se estrenó la segunda temporada de la serie Tyrant (“Tirano”), producida por el canal FX de la cadena FOX. Cualquier espectador algo familiarizado con las eventualidades y la política de Medio Oriente, pronto se percatará que la serie televisiva, aunque situando la trama en un país ficticio, dice mucho acerca de la realidad. Lo que es más, en tanto el espectador acompaña el desarrollo del argumento en torno a los protagonistas, daría la impresión que la serie se transforma deliberadamente en una suerte de curso introductorio en las dinámicas políticas de los árabes. Con el correr de los episodios, los personajes van aprendiendo lecciones relacionadas con la cultura del poder en aquella parte del mundo, y se proponen incorporarlas para así no cometer errores a futuro. Dado el ominoso estado general de Medio Oriente, podría resultar conveniente repasar el contenido de tales reflexiones, que en algún lugar estarían reseñando la realidad.

Para empezar hay que destacar que el ideólogo detrás de la ficción es Gideon Raff, alguien que ya se ha ocupado de llevar el Medio Oriente a la televisión. Israelí, Raff es el creativo detrás de la premiada Hatufim, conocida como “Prisioneros de Guerra”, y que ha servido de inspiración para la popular adaptación estadounidense, Homeland. Mientras que la versión israelí abarca las faces psicológicas de soldados secuestrados (víctimas) y de terroristas, en la versión hollywoodense se da cuenta del funcionamiento de las agencias de inteligencia. Particularmente, en la cuarta y hasta ahora última temporada se habla sobre la ambivalente y contradictoria alianza entre Estados Unidos y Pakistán. Homeland fue desarrollada por Howard Gordon, famoso por producir 24, y por coproducir Tyrant junto a Raff. El israelí también está detrás de la reciente Dig, una serie que se desenvuelve en Jerusalén alrededor de un misterio antiguo, en un estilo que seña las novelas de Dan Brown.

Tyrant en mi opinión ha recibido menos crédito del que se merece. Dejando aquí de lado las consideraciones actorales o estéticas, el valor del programa estriba precisamente de la reacción de sus protagonistas, frente a un panorama que se presenta como una circunstancia más fuerte que ellos, y fuera de su control.

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