Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 30/05/2022.
El 13 de mayo el presidente turco Recep Tayyip Erdogan aseveró que no respaldará a Suecia y Finlandia en sus aplicaciones para ingresar a la OTAN. Teniendo presente que los miembros de la alianza atlántica deben aprobar a los candidatos por unanimidad, la postura de Erdogan le reporta a Turquía una influencia desproporcionada en la geopolítica occidental. El caso muestra las controversias que pueden suscitarse dentro de arquitecturas de seguridad multinacionales, donde no todo miembro comparte las mismas prioridades o intereses.
Si bien Erdogan les pidió a suecos y finlandeses no molestarse en tratar de convencerle, los expertos consultados por la prensa internacional sugieren que Turquía buscará capitalizar el embrollo y vender su voto caro. Según esta hipótesis, Ankara podría autorizar la expansión de la OTAN a cambio de beneficios estratégicos y asistencia económica. Si esto fuera cierto, Turquía se convertiría en un caso de estudio interesante para analistas y estrategas. Reflejaría cómo una potencia intermedia —ni muy fuerte ni débil— puede forzar la voluntad de actores más pesados. Continuar leyendo «El chantaje geopolítico de Turquía»
El 20 de febrero el presidente palestino Mahmud Abbasse dirigió al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas (ONU) para plantear abiertamente su descontento con la política exterior de la actual administración estadounidense; y, de paso, anunciar que la posición de mediador en el conflicto con Israel está vacante. En efecto, desde que Donald Trump anunciara su disposición a reconocer a Jerusalén como capital del Estado judío en diciembre pasado, el liderazgo palestino llama a desconocer el rol convencional de Washington como broker entre las partes enfrentadas.
A mi modo de ver las cosas, tengo la impresión de que los políticos europeos, en su indigestión por los dichos y hechos de Trump, pueden caer en lo que llamaré la trampa palestina. Me refiero a la errada noción de que contradecir a Trump es justo y conveniente, y que desafiar la postura estadounidense en lo concerniente a Tierra Santa acercará la paz de algún modo, que sin embargo aún no ha sido descubierto.Continuar leyendo «Europa no debe caer en la trampa palestina»
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 16/10/2017.
En línea con las promesas de su campaña presidencial, Donald Trump anunció que pretende desmantelar el acuerdo nuclear con Irán negociado por su predecesor. El llamado Plan de Acción Conjunto y Completo, o JCPOA por sus siglas en inglés, fue alcanzado en abril de 2015 tras intensos esfuerzos diplomáticos por parte de la Unión Europea y la administración de Barack Obama. Dos años más tarde, la convención entre políticos y analistas indica que el acuerdo está funcionando, en tanto Irán no está enriqueciendo uranio o trabajando en pos de desarrollar capacidades nucleares bélicas. Las declaraciones de Trump se producen en esta coyuntura, y no por poco levantan polémica en la comunidad internacional. Se interpretan como desafortunadas, acaso caprichosas, y se teme que la actitud valentona del magnate termine por empoderar a los elementos más duros del régimen iraní. Por lo pronto, el departamento del Tesoro designó a la Guardia Revolucionaria (IRGC) como terrorista, abriendo la posibilidad de sanciones y perjuicios económicos contra la organización.
El presidente estadounidense le pidió al Congreso que “arregle” el acuerdo. Es decir, que redacte propuestas para solucionar las numerosas deficiencias que presenta el JCPOA, mediante legislación que contemple aplicar sanciones para contrarrestar presuntas violaciones por parte de Irán. Más allá de la cuestión nuclear propiamente dicha, a Trump le preocupa el hecho de que el acuerdo no contemple el tráfico de armas desde y hacia Irán, el financiamiento hacia milicias armadas, o el desarrollo de misiles balísticos intercontinentales (ICBM). En vista de ello, Trump sugirió que si el Congreso no logra presentar propuestas suficientemente persuasivas como para contrarrestar las deficiencias del acuerdo, entonces él utilizará su discreción ejecutiva para desechar el trato. La idea parece provenir de la recomendación de Benjamín Netanyahu. En septiembre, durante su último discurso en las Naciones Unidas, el premier israelí dijo “fix it or nix it” (o lo arreglan o lo borran).
¿Está actuando debidamente la Casa Blanca? Tiendo a pensar que dejando de lado los exabruptos del presidente, sus declaraciones podrían representar una buena jugada para añadir presión a los iraníes, limitando su capacidad para causar problemas en Medio Oriente. Creo que esto es plausible sin la necesidad de que Estados Unidos anuncie su retirada del acuerdo. No obstante, así como advierten muchos analistas, la jugada podría salir mal. Pero también soy escéptico frente a la posibilidad de que Teherán decida desentenderse del trato, por lo menos en el corto plazo. El JCPOA le ha reportado a Irán inconmensurables beneficios económicos, reintegrando al país a los mercados mundiales. Continuar leyendo «Donald Trump y el acuerdo nuclear con Irán»
La salida del Reino Unido de la Unión Europea (UE) causó desconcierto en la política británica, y conmoción en la arena internacional. Entre otras cosas, Gran Bretaña tendrá ahora que elegir a un nuevo primer ministro, renegociar centenares de contratos con el bloque europeo, esclarecer su política migratoria, y mitigar, especialmente a corto plazo, el impacto económico que trajo consigo la caída de la libra.
En efecto, existe mucha especulación sobre que pasará a continuación. Para los partidarios del Brexit, este representa la “independencia” británica de los burócratas de Bruselas. Para sus detractores, la disociación pone en riesgo la misma continuidad del Reino Unido como tal. Existen amplios sentimientos separatistas entre los escoceses, y estos podrían llegar a buscar un segundo referéndum. Por otro lado, a razón de lo acontecido, muchos conjeturan que el final de la UE podría asomarse por el horizonte. Para los proeuropeos, existe el riesgo de que, en lo sucesivo, otros países sometan a referéndum su membrecía en dicho proyecto de integración continental.
Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 28/09/2015.
A partir de una nota del Sunday Express, la semana pasada los medios conjeturaron que alrededor de cuatro mil yihadistas habrían entrado a Europa, camuflados entre los refugiados sirios. Sacando ventaja del enorme flujo migratorio hacia el continente, a suerte de caballo de Troya, el Estado Islámico (ISIS) habría infiltrado a combatientes experimentados con el objeto de reclutar nuevos miembros, formar células locales, y perpetrar ataques terroristas. Lastimosamente, lejos de ser esto solamente una especulación mediática, es una realidad severa que podría llegar a materializarse en un atentado. Cualquier estimación contraria es lisa y llanamente negligencia. Se trata de un escenario adverso que ya ha sido vociferado por varios funcionarios, entre ellos el ministro de Interior español, el ministro de Educación libaneses, el director de Inteligencia estadounidense, e incluso el papa.
Ahora bien, ya desde un principio no haría falta poner la lupa en los refugiados para sonar la alarma. Europa viene atestiguando en la última década un auge en actividades terroristas llevadas a cabo por musulmanes radicales. En contexto, y para ilustrar, alcanza con pasar revista a sucesos como los atentados del 11 de marzo de 2004 en Madrid, del 7 de julio de 2005 en Londres, del 29 de marzo de 2010 y del 21 de enero de 2011 en Moscú, entre tantos otros. Más recientemente, entre el 7 y el 9 de enero de este año, los atentados en París (Charlie Hebdo, Hyper Cacher) volvieron a manifestar la vulnerabilidad de las capitales europeas frente al terrorismo. Lo peor del caso es que los responsables, asesinos, cómplices y perpetradores, no siempre provienen de un país musulmán extranjero, pero suelen ser nacionales del Estado atacado – españoles, británicos, rusos o franceses. Continuar leyendo «El peligro del terrorismo islámico en Europa»
Artículo publicado originalmente en INFOBAE el 02/09/2015.
La portada de El País de España del 8 de agosto lo decía todo. Una imagen habla más que mil palabras, y lo que entonces se veía era desgarrador. Tal como leía el periódico, se veía “el caos” migratorio en el Mediterráneo. Decenas de personas luchando para mantenerse a flote y no ahogarse, y quizás, con la gracia de Dios, llegar a salvo a territorio europeo. Se trata, en su mayoría, de desplazados que huyen de la guerra en Siria, y buscan establecerse en la seguridad y relativa prosperidad del continente europeo. Por ello, con sus periodistas indignados por la situación, Al Jazeera expresó que dejaría de referirse a los damnificados como “migrantes”, para en cambio reflejar la realidad con el término “refugiados”.
También me llamó la atención una reflexión que se difundió por Facebook. En ella, apelando a la misma fotografía, un profesor de historia se confesaba avergonzado de la “civilización” o “cultura” occidental y cristiana, pues – de acuerdo con el autor del post – “pasará a la historia como la más cruel, sanguinaria y terrorista que jamás haya conocido la humanidad”. Si no está Banksy, el famoso artista callejero satírico de Inglaterra, quien montó una imagen compuesta por cuerpos flotando en el agua, en un círculo que mimetiza la bandera de la Unión Europea, con el azul marino de fondo.
No hay dudas que Europa está experimentado una crisis migratoria, o una crisis de refugiados, producto de la desolación que están dejando los conflictos civiles y sectarios en el mundo árabe. Es verdaderamente una catástrofe humanitaria. Sin embargo, ¿por qué no hay refugiados pidiendo asilo en los países del golfo Árabe? O bien, ¿por qué no los dejan entrar? Me refiero a algunos de los países más ricos, cabalmente entre los primeros en la lista de los que más dinero tienen per cápita en el mundo. Ni que hablar sobre todo de Arabia Saudita, con la gran extensión territorial que tiene, y su proximidad a zonas de conflicto. ¿Por qué – en otras palabras – gran parte de la opinión mundial le exige a los europeos encontrar la manera de dar abasto con los refugiados, y sin embargo no le recrimina o exige nada a los propios árabes? Los europeos deben por supuesto tomar cartas en el asunto, mas los dobles raseros son bajo cualquier circunstancia insensatos y deplorables. Continuar leyendo «¿Por qué no hay refugiados sirios en el golfo Árabe?»