Artículo Original. Publicado también en INFOBAE el 30/04/2021.

Los casi veinte años de guerra en Afganistán representan una tragedia sobre otra. Aunque desencadenada con buenas intenciones tras los ataques del 9 de septiembre, la guerra que recién acaba termina donde comenzó: con los talibanes gobernando el país, o al menos muy cerca de estarlo. Próximamente, Afganistán podría convertirse nuevamente en un Emirato islámico, como aquel en existencia entre 1996 y 2001. Volvería a ser una entidad repartida y gobernada entre jefes tribales, guerreros y jurisconsultos, desechando a la basura cualquier expectativa occidental de modernización y liberalización.
El 14 de abril el presidente Joe Biden anunció la difícil y controversial decisión que ninguno de sus predecesores quiso asumir: ni siquiera Donald Trump, por demás renuente a longevos compromisos militares. Si bien este también quería retirar a Estados Unidos de Afganistán, durante su gestión Washington alternó entre enviar más tropas y minimizar la huella en el terreno, perfilando últimamente una salida para mayo de este año.
Biden, en contraste con Trump, anunció la retirada sin vueltas, sin especificar condiciones, y sin detallar la posibilidad de futuras negociaciones. Lo hizo en un discurso de minuto y medio de duración, marcando posteriormente que la salida final coincidirá, precisamente, con el aniversario del 11-S. Como expresara lacónicamente, la guerra no iba hacia ningún lugar. Y lo cierto es que ya nadie tiene respuestas o escenarios factibles en mente como para proyectar un Afganistán estable y funcional, mucho menos próspero y democrático. Continuar leyendo “Emirato Islámico de Afganistán 2”