Quid pro quo en las Naciones Unidas: yo te voto si vos me votas

Artículo Original.

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Los cables difundidos recientemente por WikiLeaks muestran explícitamente que Arabia Saudita le ofreció a otros Estados intercambiar votos por votos para ocupar una banca en el Consejo de Derechos Humanos (CDH) de las Naciones Unidas. En la carta de la derecha los sauditas acuden a los rusos para proponer el intercambio. Crédito por la imágen: Ngoc Nguyen.

Los documentos y cables diplomáticos de Arabia Saudita distribuidos recientemente por WikiLeaks muestran explícitamente que el reino árabe intercambio votos con algunos países para hacerse de una banca en el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas (CDH). Aunque esto en sí no resulta muy revelador para los analistas, pragmáticos por definición, pone de manifiesto para el público en general el modo recurrente con el cual los Estados negocian y consignan los votos necesarios para adquirir prestigio a nivel internacional. Desde lo personal, lo que me llamó la atención de este develamiento de la diplomacia es la simpleza y efectividad de esta estrategia. A decir verdad me recuerda bastante a los Modelos de Naciones Unidas en los que solía participar durante mis años de estudiante.

Como en estos congresos, en la vida real la fórmula ganadora para presentar un proyecto, ocupar una banca, o destacar con más avales es fácil: quid pro quo, es decir, algo por algo; yo te voto si vos me votas, yo te apoyo si vos me apoyas. En cuanto a mi experiencia en estos eventos que recrean y simulan el desarrollo de las sesiones del organismo internacional más conocido del mundo, estas promesas no son siempre respetadas, pero a nivel general representan el camino más sencillo para transitar por los foros y sacar provecho de largas discusiones. El voto por voto no es una práctica exclusiva entre los inexperimentados, pero usted seguramente apelaría a ella si se estuviera iniciándose en el arte de la diplomacia. Bien, el severo inconveniente de este intercambio es que, a los efectos de hacer del mundo un lugar mejor, posibilita que países no democráticos obtengan suficiente respaldo para distintas cuestiones en donde no tendrían decoro para opinar. Continuar leyendo «Quid pro quo en las Naciones Unidas: yo te voto si vos me votas»

La previsible revelación de los cables sauditas

Artículo publicado originalmente en INFOBAE el 29/06/2015. Publicado también en HATZAD HASHENI el 3/07/2015.

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Los documentos difundidos por WikiLeaks, más de 61.000 hasta la fecha, dan cuenta de las maquinaciones de la diplomacia saudita para influir en la opinión pública subsidiando a distintas publicaciones y medios de prensa alrededor del globo. El riyal saudí lleva impreso los rostros de los gobernantes de la casa real. Crédito por la imagen: Shutterstock.

La semana pasada la polémica WikiLeaks comenzó a difundir cientos de miles de documentos clasificados del ministerio de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita, que desde ya, por la naturaleza de su contenido, complican la imagen de la conservadora, rica y reservada monarquía del Golfo. Según lo reportado por la organización presidida por Julián Assange, entre los cables se encuentran reportes altamente secretos que dan cuenta del modus operandi de la política saudita, basado esencialmente en la compra de influencia mediante sobornos y el flujo de dinero a individuos e instituciones clave. Sin embargo, pese a lo revelador que resulta este “Saudigate” a los efectos de comprender mejor las intrigas sauditas, el contenido extraído por WikiLeaks difícilmente sorprende. Arabia Saudita es después de todo un país cuya relevancia en la escena global se expresa en términos de petrodólares, siendo que sus funcionarios tienen a su alcance una chequera que no conoce límite, y que le permite al país comprar la preeminencia que de otro modo no tendría.

La publicación de los cables no ha trascendido como noticia en América Latina, y aun así es una primicia que creo que podría ser tomada para estudiar, quizás en términos más generales, el comportamiento de los Estados que utilizan el caudal monetario que deviene de sus riquezas fósiles para financiar su política exterior. En el caso que aquí nos compete podemos extraer algunas observaciones. Según lo constatado hasta ahora por los cables filtrados, los sauditas no tienen escrúpulos a la hora de comprar el silencio de medios e instituciones. También ha quedado (otra vez) en evidencia, que el Gobierno saudita mantiene vínculos con terroristas, y que se destinan recursos públicos – aunque en rigor todo le pertenece a la familia real y no al pueblo – para monitorear la actividad de sauditas en el extranjero. Continuar leyendo «La previsible revelación de los cables sauditas»